El Barça no puede echar más gasolina al fuego

La junta del Barça, en la Asamblea de 2022

La junta del Barça, en la Asamblea de 2022 / FCB

Toni Frieros

Toni Frieros

Digámoslo claro y fuerte, sin ambages, porque es preferible la verdad desnuda que la mentira vestida de verdad: el FC Barcelona es una máquina de perder dinero. Cerró la temporada 20-21 con 487 millones de pérdidas, tuvo un desvío presupuestario de más de 160 millones en el ejercicio 21-22 (disfrazado por las palancas) por gastar más de lo que debía e ingresar menos de lo que pensaban (…y nadie pidió responsabilidades ni se puso rojo), y el panorama para el cierre a 30 de junio es aterrador: más de 200 millones de pérdidas. 

Un hecho sin precedentes en la historia reciente del FC Barcelona, porque desde 2010 hasta la llegada de la pandemia, había acumulado más de 200 millones de euros de beneficio (muy pocos para los ingresos que generaba, es verdad, pero eso ya es harina de otro costal). Y no lo digo yo, lo dicen las auditorías y los cierres contables aprobados por los socios en Asamblea.

Un drama en toda regla al que se enfrenta la junta directiva presidida por Joan Laporta en el ecuador de su mandato (los cinco meses de marzo a junio de 2021 cuentan como un año). Y ustedes se preguntarán: ¿cómo es posible que el club esté así si han ingresado 800 millones con las palancas? Tarde o temprano lo sabremos.

Hoy, lo que sí sabemos es que la directora corporativa del FC Barcelona, Maribel Meléndez, presentó en enero unos números muy preocupantes, tanto que se han tenido que rehacer los presupuestos (¿no se han planteado que quizá los que hicieron eran irreales?). 

Con una consigna: hay que rebajar gastos de donde sea. Y miren por donde se ha filtrado (y no es una casualidad) que la plantilla laboral del FC Barcelona está sobredimensionada y sobra el 20% del personal. Y es aquí donde ciertamente me indigno: ¿llevan dos años y medio en el club y se dan cuenta ahora? ¿lo plantean después de haber metido a más de 80 trabajadores nuevos y de haber ‘echado’ a otros tantos con un coste superior a los 8 millones de euros en indemnizaciones?, ¿ninguno valía?, ¿y lo dicen después de haber ‘colocado’ a todos los suyos?

El coste de los trabajadores fijos del FC Barcelona (unos quinientos sin contar con los de BLM, que van aparte) no llega al 4% del presupuesto total de la entidad. Son ‘cosquillas’ comparado con el grueso de la parte deportiva. Y así debe ser. 

No haré demagogia barata, pero es un gravísimo error que podrían pagar muy caro creando este clima de inseguridad e inestabilidad en el club. Primero, porque no se lo merecen los trabajadores, a los que hace pocos meses Laporta felicitó y arengó con júbilo y excitación. Y segundo, porque puede provocar un efecto bumerán incontrolable. Demasiados enemigos tiene ya el club como para no cuidar a los suyos. 

Además, se me ocurren docenas de ejemplos donde podrían meter de verdad la tijera. El primero, en las comisiones que se han pagado y que se pagarán. La economía de guerra está muy bien, el control de gasto también, pero la solución es muy clara: que prediquen con el ejemplo. Y ellos ya saben de qué y quiénes hablo.