El Barça despertó a tiempo
La Europa League no puede esconder el fracaso de la Champions. Que el Barça juegue la segunda división continental es un mal menor para un equipo que hace solo cuatro meses estaba hundido futbolística y moralmente. Duele ver como el Madrid tiene pie y medio en las semifinales de la Champions. Duele ver como el Villarreal compite de tú a tú con el Bayern. Duele, incluso, ver como el Atlético cree en la remontada ante el Manchester City en el Wanda Metropolitano. Y duele porque el Barça debería estar en ese grupo de grandes que aspiran a ser campeones de Europa. Posiblemente, el Barça actual, el Barça que está construyendo Xavi, podría pelear por esta Champions.
Acaba de golear al Madrid en el Bernabéu (eso sí, sin la ‘bestia’ Benzema) y también le metió cuatro al Atlético en febrero. Pero el pésimo rendimiento del conjunto blaugrana en el primer trimestre de la temporada le abocó a luchar por un título menor. Sí, la Europa League es un título sin tanto glamour ni tanta trascendencia como la Champions, pero es el único que puede conquistar el Barça. Y, por lo tanto, hay que ir a por él con la máxima ambición. Además, ganar la Europa League tiene efectos colaterales muy positivos: clasifica directamente para la próxima edición de la Champions, permite jugar la Supercopa de Europa y supone unos ingresos de alrededor de 20 millones de euros. Todos ellos premios nada desdeñables.
Xavi lo tiene claro: hay que ganar la Europa League. El equipo, por supuesto, también. Pero no será nada fácil. Y este jueves quedó demostrado. El Eintracht de Frankfurt se mostró como un equipo muy agresivo y tremendamente veloz en el contraataque, que aprovechaba cualquier pérdida de balón de los blaugranas para lanzarse en tromba hacia la portería de Ter Stegen. Las imprecisiones ponían en grave riesgo al Barça, que encima perdió a Piqué por lesión. Un Barça que se sentía muy incómodo ante la buena defensa germana. Sin embargo, se llegó con 0-0 al descanso y la sensación de que había muchas cosas que corregir.
Xavi lo hizo. A pesar de que un golazo de Knauff nada más iniciarse la segunda parte aún complicó más las cosas. Afortunadamente, la entrada de Dembélé y Frenkie De Jong lo cambió todo. Se inventaron, junto a Ferran Torres, una jugada de tiralíneas que significó el 1-1 y el despertar de un Barça abrumado por la intensidad del Eintracht. El empate no es un mal resultado visto el sorprendente potencial de los alemanes. Pero habrá que trabajar mucho en el Camp Nou para superar la eliminatoria.
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