El Barça se defiende de robots con pasamontañas

Bartomeu participó en los 'Diàlegs Ernest Lluch'

Bartomeu participó en los 'Diàlegs Ernest Lluch' / J. Ferrandiz

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barça hizo público ayer un estudio curioso, diferente y que invita a la reflexión sobre las conversaciones en las redes sociales en momentos de debilidad deportiva o institucional. El club ha detectado que en días concretos, condicionados por algún gran acontecimiento social o deportivo, es víctima de ataques digitales “anómalos”, que solo pueden ser, dice el club, perpetrados por robots. Las pruebas van desde la certificación de que un 1% de usuarios concentra el 20% de conversaciones tóxicas hasta, por ejemplo, la constatación de que el hashtag #valverdeOut, que llegó a ser trending topic, fue creada por una cuenta en Francia.  Se constata también que durante el voto de censura hubo un porcentaje inverosímil de cuentas en críticas escribiendo en catalán desde fuera de Catalunya (28%), o que las llamadas cuentas automatizadas crecieron exponencialmente a partir de febrero de este año. Es un estudio innovador, que sirve para alertarnos de un fenómeno que en realidad es global y transversal, y que salió a la luz pública en las últimas elecciones americanas, cuando los demócratas ya denunciaron el uso de estos robots digitales desde Rusia.

El Barça, como han hecho tantas otras instituciones, tiene la legitimidad de informar y el derecho a defenderse. Solo hay una línea roja que no puede traspasar: meter en un saco todas las críticas y despreciarlas con la excusa de que son robots. Por eso, ahora más que nunca, hay que separar el grano de la paja: la fiscalización buena y necesaria no puede confundirse con campañas orquestadas intoxicadoras diseñadas solamente para hacer daño. Y queda un último paso: saber quién hay detrás de estos robots, quién los financia, quién los activa. Lo que es indudable es que el club blaugrana, como sucede con tantas instituciones y personajes públicos, es una víctima más de las redes sociales, donde es demasiado fácil esconderse debajo de un pasamontañas. Si el Barça contribuye a alertar sobre este fenómeno, el estudio ya habrá valido la pena.