Ancelotti se encoge mientras Lucho ya piensa en el Madrid

Luis Enrique, junto a Mbappé

Luis Enrique, junto a Mbappé / EFE

Tomàs Andreu

Tomàs Andreu

Todo en su sitio. Guion cumplido a la perfección. El viernes 15 marzo, a las 12.00 horas en Nyon, ya es seguro que en el sorteo de los cuartos de la Champions estarán los cuatro grandes que se esperaba del primer turno. El resto, entre ellos el Barça, deberá esperar a la próxima semana. Esa será otra película, de momento, soñemos con la realidad de unos cuartos cargados de morbo.

La Champions está para soñar. Y a lo grande. Y puestos a ello, no nos quedemos cortos. Busquemos ese emparejamiento morboso, ese duelo que pueda motivar a los madridistas y a aquellos que deseen ver a los de Ancelotti en la cuneta. ¿Y si nos pedimos todos un Real Madrid-PSG? ¿A quién no le apetece ver a Mbappé de vuelta al Santiago Bernabéu? ¿Y a Luis Enrique?

Ahora que el templo madridista parece ponerse exquisito, lo digo por los estridentes pitidos de un sector de la afición al descanso que mostró su malestar por el pobre juego del equipo, nada mejor que un Lucho pletórico para espolear al personal y no dejar indiferente a nadie. Empezando por ese Ancelotti que cada vez está más atenazado y nervioso en sus declaraciones y en sus planteamientos tácticos.

Que la grada quiere espectáculo... ahí está el exuberante Kylian Mbappé y, si me apuran, el timorato Dembélé. Que la prensa capitalina necesita nuevos estímulos... ahí está su 'viejo amigo' Luis Enrique siempre dispuesto a aceptar el desafío de turno. Un 'win win' en toda regla.

En unas horas nadie recordará el pobre planteamiento inicial de Ancelotti. Ni tan siquiera perdurará la figura de ese tal Openda que tuvo hasta cuatro ocasiones notables de gol ante Lunin y no fue capaz de materializar una sola. Y, por supuesto, la expulsión de Vinicius solo fue producto de la mente calenturienta de los llorones de Can Barça y su coro mediático periférico... De la roja ignorada por el estamento arbitral a la gloria del gol. La historia se repite. Todo en su sitio.