PEUGEOT 508 GT LINE

El Peugeot 508, elegancia radical

La marca del león da un salto premium en su berlina de éxito.

El nuevo Peugeot 508.

El nuevo Peugeot 508. / Peugeot

Xavier Pérez

Xavier Pérez

Desarrollar una berlina en el tiempo de los SUV no es fácil. La tendencia del mercado a buscar nuevos segmentos obliga a los diseñadores a crear un modelo con estilo clásico pero dotándolo de ventajas que ni los todocaminos de moda pueden ofrecer. La creencia que algunas marcas quieren trasladar al decir que los SUV son como berlinas pero con altura al suelo y más modernas, es falso. Peugeot sabe de qué habla y, de hecho, triunfa tanto en el segmento de las berlinas como el de los SUV. Por eso, diferenciar la nueva generacion del 508 (la segunda) era un trabajo importante. Y han hecho una berlina-cupé.

Lejos de la filosofía SUV y por encima del concepto clásico de berlina. La nueva propuesta de la marca francesa nos gusta mucho, tanto en presencia como en dinámica. El <strong>nuevo 508</strong> es algo más corto que el anterior ( mide 4.75 en lugar de 4.83 metros) y también más bajo (4 centímetros menos). En cambio es más ancho (tres centímetros), aunque su batalla se acerca a los 2.80 metros (algo menos que en el anterior). Pese a ello dispone de un buen espacio interior. Se diferencia de la primera generación en que ya no tiene cuatro puertas y tapa de maletero, sino que ofrece portón trasero. Este pequeño matiz ya es un mundo, sobte todo a la hora de cargar y descargar ya que ofrece una mayor comodidad. Punto a favor, asume la practicidad, algo clave en nuestros gustos actuales. 

El diseño también ha dado un salto estético clave, regresando al número 508 por encima de la parrilla delantera, justo en el capó (a la antigua usanza del 504 y compañía), dejando el centro de la calandra al logo del león. Esto, unido a las luces diurnas colocadas de modo vertical en los extremos del paragolpes, le otorga una imagen dinámica superior en todos los sentidos. Y eso sin empezar a moverse. La línea lateral fluye hacia la trasera, rebajando la zona del techo al final. Estéticamente nos gusta, aunque ese aspecto supondrá un pequeño fallo de espacio cuando queramos sentarnos en las plazas traseras.

La zaga es muy sensual bajo mi punto de vista. Trazos firmes, trazo oscuro de lado a lado y ópticas tintadas que toman una vida luminosa al encender las luces. El maletero, además de práctico es amplio, con 487 litros (que podemos ampliar hasta los 1.537 litros abatiendo los respoaldos de los asientos traseros). Tiene una forma muy cuadrada y es muy fácil de cargar. Dispone en opción de apertura remota con el pie. 

Nave espacial de verdad

Cuando entramos en el nuevo 508 tenemos la sensación de que muchas cosas han evolucionado. Tomando la herencia estrenada del 208. 308, 3008 y 5008, el famoso i-cockpit de volante pequeño, Peugeot ha dado un paso más y ha evolucionado la que para mí ha sido la mayor revolución de los últimos años. Menos botonería supérflua y más fluidez de líneas visuales en el salpicadero. El "piano" de la consola central (estrenado en el 3008) levanta algo más sus teclas, la pantalla central es apaisada y no rebasa la parte superior del salpicadero (dejando por encima las salidas de climatización).

El conjunto digital de la instrumentación puede variarse en función de los gustos y siempre se visualiza por encima del aro del volante. Pese a que a mí es algo que me encanta, conozco a muchos que no acaban de comulgar con el i-cockpit, así que recomiendo sentarse en un 508 y trastear con ello. Conseguir la posición ideal entre altura de asiento y regulación del volante puede llevarnos algún tiempo. Los asientos son muy cómodos, agarra bien, especialmente en la versión GT Line que tuvimos entre manos. 

Cuando subimos atrás sigue siendo un modelo moderno y atractivo, pero para la gente alta las cosas no son allí tan guays. El acceso no es ideal que el descenso de la línea del techo obliga a desplazarse hacia adelante al entrar, y una vez sentados, si mides más de 1.90 es posible que la cabeza toque con el techo. Además, tampoco hay mucha visibilidad ya que el montante final, el pilar C, queda a la altura de los ojos. Salir del coche también es una aventura para los altos. 

El nivel de equipamiento es elevado de serie (arranque sin llave, frenada de emergencia, pantalla de 8 pulgadas táctil, además de las ayudas a la conducción estándar). No obstante, la versiçon elegida para la prueba GT Line estaba dotada de un nivel de equipamiento superior. A tope. De este modo, el precio de los opcionales llegaba a los 9.800 euros. Que añadidos a los 35.000 euros del model ya hacen algo de pupa al bolsillo. Eso sí, el sistema "night vision", la cámara de visión 360, tapicería de cuero, techo solar, carga inalámbrica del mçovil y retroiluminación al abrir las puertas gustan a todos.

Mecánicamente es un diez. El motor de gasolina PureTech de 180 CV y start&stop va asociado a una caja automática de 8 velocidades EAT8. Muy firme en carretera, dispone de cinco modos de conducción: Eco, Manual, Confort, Normal y Sport. Todos ellos afectan al comportamiento de la suspensión, la dirección y el empuje del motor. Dinámicamente nos ha gustado mucho, tanto por suspensiones como por entrega del par motor. Para mí es una buena elección. ¿Un consejo? Pruébenlo.