¿Quiénes son los chechenos y por qué participan en la Guerra de Ucrania?

La pequeña república de la Federación rusa no siempre fue una gran aliada del poder central

Sin embargo, las cosas han cambiado para el estado checheno

El líder checheno advierte: "Ahora nos interesa Polonia"

El líder checheno advierte: "Ahora nos interesa Polonia" / Twitter

E. García

Después de la disolución de la URSS, la recién nacida Federación rusa encontró una gigantesca piedra en el zapato a la hora de asegurar la paz en el interior de sus fronteras. Así, se formó la República de Chechenia de Ichkeria, un país independiente que rompió todos sus lazos con Rusia. Esto no gustó al poder central, que lanzó una desastrosa guerra que duró dos años (1994-1996) y en la que Rusia fue derrotada.

En esta primera guerra murieron casi 15.000 soldados rusos y Chechenia se mantuvo independiente y en pie de guerra contra Rusia. Tres años después, en 1999 se llevó a cabo la Segunda Guerra de Chechenia (1999-2009), en la que, ya con Vladimir Putin al mando, el ejército de Rusia recuperó el poder en el territorio utilizando a un aliado singular, Akhmad Kadyrov y después de su asesinato su hijo, Ramzan Kadyrov.

Mientras tanto, los chechenos comenzaron a sembrar el terror a lo largo y ancho de Rusia. Los atentados se empezaron a multiplicar llegando a su máximo exponente con el ataque al teatro Dubrovka de Moscú donde más de 140 personas murieron y otras 700 resultaron heridas. Lentamente, Vladimir Putin utilizó a sus aliados para establecer un poder semiautónomo pero fiel a Rusia. Actualmente, el presidente de la región es Ramzan Kadyrov y no parece que la cuestión vaya a cambiar, ya que dirige la región con mano de hierro. Desde las asociaciones de derechos humanos se considera que el régimen de Kadyrov viola prácticamente todos estos derechos y que el estado se financia de múltiples maneras de forma ilegal.

¿CÓMO SON LOS CHECHENOS?

Los chechenos tienen una visión rigorista del islam suní siguiendo la rama del sufismo. También hay cosacos que profesan la fe ortodoxa.

El país, cuya capital es Grozni, es fundamentalmente una larga e inmensa estepa. Además, está muy poco poblado, ya que lo habitan tan solo un millón de personas.

Paralelamente, en muchas ocasiones han sido denunciados por violar los derechos de las personas LGBTQ+ a los que no consideran como ciudadanos de pleno derecho y algunas asociaciones han determinado que incluso tienen campos de concentración para homosexuales.