Glory Alozie se llevó la plata de Moscú

La pequeña atleta afincada en Valencia volvió a crecerse y acabó en segunda posición en la final de 60 vallas

Los Mundiales en pista cubierta que hoy concluyen en Moscú ya tienen a su reina. Se llama Yelena Isinbayeva y no precisa de más presentación. Es la zarina de este deporte, la figura más mediática, la mujer que acapara portadas y enamora a las cámaras de televisión. La rusa nacida en Volgogrado se ha transformado en una estrella que supera su propia dimensión y también las fronteras naturales del más universal de los deportes. Ayer ganó la final de pértiga con una marca de 4,80.

El atletismo español, que andaba a la búsqueda de una medalla a la chita callando, consiguió su propósito de manos de la pequeña pero explosiva Glory Alozie en los 60 metros vallas.

Alozie finalizó en una magnífica segunda posición con un tiempo de 7.86, que es su mejor marca de la temporada. Con esa medalla de plata, el atletismo español supera el traspié que dio en la pasada edición de los Mundiales disputados en Budapest'04; regresó de vacío por primera vez en la historia de esta competición.

Alozie ha vuelto al primer plano de la actualidad. Es la mejor noticia que podía recibir el atletismo español. La atleta nacida en Amator (Nigeria) y nacionalizada española el 7 de julio de 2001, era un valor firme y seguro hasta que las lesiones hicieron mella en ella. Su talante ganador se desmoronó y entró en una espiral difícil. De repente, empezó a encadenar derrotas. Ayer dio un paso hacia adelante. Sigue sufriendo dolores, pero los controla gracias a la quiropraxia que le aplica un cuerpo médico en Valencia. La pequeña Alozie volvió a sonreír. Atrás quedan los problemas. El mundo ha vuelto a ser amable con ella, una atleta muy creyente que siempre tiene a Dios en la boca. Su tiempo de 7.86 le abre las puertas de la esperanza, mucho más si tenemos en cuenta que llegó a Moscú con una marca de 7.96. La victoria en esta prueba fue para una desconocida, la irlandesa Derval O' Rourke, con 7.84 mientras que la tercera plaza la ocupó una de las gemelas Kallur, Susanna (7.87).

Sergio Gallardo era un serio aspirante a ocupar un lugar en el podio de los 1.500 metros, mucho más, desde la despedida anticipada de Arturo Casado, que estaba llamado a asumir la presión en un equipo necesitado de liderazgo, y que acabó siendo devorado por la realidad de la pista cubierta. El leonés de Bembibre tuvo su oportunidad, pero la desaprovechó. Acabó quinto con un pobre registro de 3:43.77. Su carrera fue mala.

Gallardo participó en una final que tenía dos claros aspirantes al podio, el joven prodigio keniano Daniel Kipchirchir Komen y el 'tanque' ucraniano Ivan Heshko. Finalmente, la victoria fue para este último con 3:42.08 seguido de aquel (3:42.55) y, en tercer lugar, el también keniano Elkanah Onkware Angwenyi (3:42.55). Era una carrera propicia para el español, pero se obcecó en una absurda guerra con el marroquí Baba y, a partir de ese barullo, perdió la concentración y algo más. Cayó en todos los errores que se pueden cometer en pista cubierta.

Kipchirchir marcó el ritmo en los compases iniciales y sólo se vio superado en la recta final. La embestida de Heschko fue espectacular. Arrasó con todo. El ucraniano es un rodillo que aplasta.

Fantástico papel de Naroa Agirre, digna representante en la final de salto con pértiga. La donostiarra debutó en 4,30, que pasó en su primera tentativa y en la siguiente altura (4,40), necesitó dos saltos para franquear el listón. Magnífica sobre 4,45, lo pasó limpiamente a la primera y de nuevo se fue hasta 4,50, que superó en su segundo salto. Con esta marca, igualaba su récord nacional que estableció el viernes, en la calificación. La atleta de San Sebastián se despidió del concurso con el listón situado sobre 4,55 metros. Derribó por tres veces. Para entonces, ni siquiera había debutado Yelena Isinbayeva, con una gorra de visera calada hasta los ojos. Se refugió en sí misma en busca de la necesaria concentración. Se tumbó en un rincón y aguardó pacientemente a que se produjera su debut, que llegó con 4,60, que pasó a la primera, lo mismo que 4,75 y 4,80. Ya sola en la pista, puso el listón a 4,93 metros, récord mundial. Falló tres veces.

El jiennense Juan de Dios Jurado se metió en una dificilísima final de 800 metros. Tuvo que bregarse con el surafricano Mulaudzi, que ganó la semifinal con 1:46.82 y con el ruso Borzakowsky, que acabó segundo con el freno puesto (1:47.09).

La prodigiosidad de este atleta es ilimitada, pertenece a otra 'galaxia'. El español, muy atento, pareció despistarse en un momento dado pero su poderosa reacción en la recta final le permitió superar a dos atletas de entidad, como el marroquí Laalou y el qatarí Suleiman. Su punta de velocidad terminal fue determinante. Cambió como un proyectil y acabó tercero, lo que le permitió meterse en la final de hoy. Menos fortuna tuvo en la otra semifinal Eugenio Barrios. El de Quintanar de la Orden acusa problemas gástricos desde hace varios días. Ayer mismo reconoció: "Llevo cuatro días comiendo arroz y pollo". Lo intentó pero no pudo. Su organismo no dio para más. Acabó sexto y último renunciado a la carrera que dominó a su capricho el keniata Wilfred Bungei (1:46.90).