En la Madrid-Lisboa hay un compañerismo brutal

Sergi López, ganador por segundo año consecutivo en categoría Solo

Sergi López, ganador por segundo año consecutivo en categoría Solo / RPM

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Sergi López, ganador por segundo año consecutivo en categoría Solo, pedaleó 46 horas seguidas entre Las Rozas y Alenquer. Es el héroe de los héroes en la séptima edición de la The Goods Non Stop Madrid-Tajo Internacional-Lisboa by MRW, que ha contado con 900 ciclistas y más de 300 equipos.

¿Qué significa para ti llegar el primer solo a meta por segundo año consecutivo?

Un llenazo impresionante. No suelo ganar carreras casi nunca.

Por cierto, este año has rebajado cerca de en una hora y media el registro del año pasado. ¡Vaya machada!

Pues no lo tenía previsto. Por motivos de trabajo y porque tuve dos bodas 15 días antes de la prueba. La cabeza no la tenía muy bien puesta.

Para lograrlo, has tenido un apoyo muy especial, ¿no?

El de mi hijo Martí y un amigo. Ha sido básico. Saber que lo tenían todo preparado en las Estaciones de Hidratación (EH) fue básico. Y también estaba la familia, que me seguía por la web por WhatsApp. No pedaleaba solo, lo hacía junto a ellos. Además, en la Madrid-Lisboa hay un compañerismo brutal. Gigante. Mira que he hecho pruebas en España, en los Alpes…pero nada como esto. Da igual el nivel del ciclista o la bici. Si te pueden ayudar, paran y te ayudan.

Ponme algún ejemplo.

Llegando a Cedillo había un chaval delante de mí que iba ‘muerto’. Cuando me vio que iba solo…fue él que me dio ánimos a mí. La poca energía que le quedaba la utilizó para hacerme un relevo. ¡Y no nos conocíamos de nada! En otras pruebas, si pueden darte el palo, te lo dan. Otro ejemplo. En la etapa 9 un grupo de cinco me esperaban cuando me descolgaba. Y así en todos los tramos.

Todos los corredores y equipos deben llevar asistencia. ¿Cómo funcionaba la tuya?

Ya tenían una silla preparada para mí. A falta de 10 de las EH les llamaba y me esperaban en el punto acordado. Mi chaval me tenía preparado un bol con arroz, atún y maíz. Mientras mi amigo me engrasaba la cadena y me llenaba los bidones. Y me cambiaba la ropa cuando era necesario. Es básico no entretenerse mucho. Si te paras mucho ya no arrancas. Según mi Garmin solo estuve parado 3 horas.

En esta edición habéis tenido la dificultad añadida de la lluvia. ¿Cómo la has vivido tú?

Desde la etapa 4 que quería acabar. Pero el resto ciclistas te animan para que no lo hagas. En la etapa 8 nos cayó una buena tormenta. El resto se llevó bien porque era agua finita y el terreno arenoso la absorbía bien.

¿En la soledad de la noche qué le pasa por la cabeza a uno?

Siempre intentas ir acompañado de grupos, pero cuando llegaba a una EH empezaba solo la siguiente etapa porque los otros hacen el relevo rápido. Les volvía a coger al cabo de 30 kilómetros o me dejaba coger por algún grupo que venía por detrás.

¿Y el sueño no te venció en ningún momento? ¿Hiciste alguna cabezadita?

No era consciente de que tenía que dormir. Lo enfocaba todo etapa tras etapa. Pensé: “ya dormiré en la furgoneta de camio a casa”. En el día a día tampoco duermo mucho con el trabajo y los niños.

¿Cuál fue el momento más duro?

El viernes por la tarde, cuando nos mojamos por primera vez. Al salir de Burgohondo otro ciclista me tiró sin querer. Pensé en irme para casa, pero seguí. Y también fueron muy duros los últimos 30 kilómetros de la prueba. No podía seguir a nadie. Me encontré totalmente solo.

¿Cómo es la sensación de ver amanecer mientras pedaleas?

De felicidad. Nunca he hecho una serie. Lo mío es pedalear. Soy feliz pedaleando. El ritmo me da igual.

No empezaste en cabeza pero acabó triunfando tu regularidad….

Salí casi de los últimos. Soy muy diésel. Empiezo poco a poco y acabo fuerte. A medida que les iba pasando les iba animando. Soy muy sociable. Mi hijo me dijo que al 126 (Pep Lliteres) no le íbamos a pillar, pero lo cogí y me puse líder al final de la etapa 8.

Tus registros en Strava son espectaculares. 762 kilómetros, 10.754 metros de desnivel, 83 watios de potencia media, 17,8 kilómetros por hora de media, 29.132 calorías… ¿Qué lectura haces de todos estos datos?

Pues que voy a trabajar en bici y vuelo en bici también. Ya son 40 kilómetros seguros los días laborables. Trabajo de administrativo y a la hora de comer, en vez de hacer la siesta, salimos con la grupeta. Y luego están las locuras en bici del fin de semana. Así cada día desde hace tres años.

¿Recomendarías esta aventura a los amantes del ciclismo?

Con los ojos cerrados. Y a los amantes del compañerismo, también. Los que van de acompañantes también la recomiendan. Mi hijo Martí el año pasado tenía 14 años y me dijo que fueron las mejores vacaciones de su vida. Y este año estaba deseando volver. Hay un gran ambiente.