Chile-Perú: solo uno rozará la gloria

Callens vuelve a entrenarse con Perú tras descartarse que esté lesionado

Callens vuelve a entrenarse con Perú tras descartarse que esté lesionado / EFE

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Chile es favorita en Porto Alegre. Se lo ha ganado a pulso conquistando las dos últimas ediciones de la Copa América, en ambos casos frente a Argentina y tras una tanda de penaltis. Lo saben los chilenos, que lo asumen, y lo saben los peruanos, que lo admiten pasando la presión a su rival. Pero ser favorito sobre el papel no garantiza nada sobre el césped, que es donde hay que jugar.

ILUSIÓN CONTRA EXPERIENCIA

Chile completó una fase de grupos muy buena y acabó segunda a un solo punto de Uruguay. Pero en cuartos de final necesitó una tanda de penaltis para superar, tras noventa minutos sin goles, a Colombia. Sin embargo, parte como gran favorita para plantarse en la final por tercera vez consecutiva. “Hay mucha diferencia porque en 2015 solo teníamos hambre, pero no teníamos ni experiencia ni  títulos y ahora tenemos de todo”, asegura Arturo Vidal. Y es cierto. Chile sabe a qué juega y sabe cómo debe jugar. Y, además, Perú parece haber aterrizado en las semifinales de rebote, con algo de fortuna y casi sin quererlo, aunque suene a exageración.

Porque Perú acabó tercera en la fase de grupos por detrás de Brasil y Venezuela, con un solo partido ganado ante Bolivia (1-3) y con un balance de tres goles a favor y seis en contra. No pudo ampliar la estadística en cuartos ante Uruguay. Sin goles en noventa minutos, solo el error de Suárez en el primer lanzamiento permitió a los peruanos plantarse en unas semifinales que jugarán con la máxima ilusión y con muy poco que perder. “Sabemos que este es el partido de nuestras vidas”, asegura Miguel Trauco, consciente de la montaña que tienen enfrente. Perú, al contrario que Chile, no saborea las mieles del éxito desde hace mucho. En su palmarés figuran dos títulos de la Copa América y la última que ganó fue hace 44 años, en 1975. Todos ingredientes de sobras para que el Clásico del Pacífico, una de las mayores rivalidades de Sudamérica, esté a la altura de lo que sugiere.