Villaverde, el fenómeno uruguayo

Pepe Samitier ató al charrúa un año después del fallido fichaje de Di Stéfano. Acertó. Blaugrana entre 1954 y 1963, se convirtió en un catalán más. Jugador de culto para quienes lo vieron en acción

Está considerado el primer futbolista sudamericano que triunfó en el equipo azulgrana

Villaverde, en una imagen con la camiseta del FC Barcelona en el Camp Nou

Villaverde, en una imagen con la camiseta del FC Barcelona en el Camp Nou / Antoni Campañá Sr.

David Salinas

David Salinas

Ramón Alberto Villaverde Vázquez fue el primer jugador sudamericano que ofreció un rendimiento completo con la camiseta del Barça. Habían desfilado otros por la entidad −Fernández, Florencio, Nicolau...− pero Villaverde los superó por su excepcional dominio del balón y valentía. En ocasiones fue señalado por su falta de gol, pero el charrúa no era de los que vivía en el área, al contrario, rompía líneas y aceleraba para llegar a ella.

Nacido en Montevideo (Uruguay) el 4 de enero de 1930, Ramón Alberto fue uno de los ocho hijos que tuvo el matrimonio gallego Villaverde-Vázquez. Su primera luz la vio en el modesto barrio de La Aguada de la capital. Y la primera patada a un balón la dio “en el mismo instante que aprendí a ponerme en pie”, recordó en una entrevista. Sus hermanos mayores lo animaron a jugar pese a la oposición materna y paterna. Se inició en un equipo del barrio (Boca Juniors) con 16 años. Sus ídolos de niñez fueron el ‘Príncipe’ Ciocca, el ‘Negro’ Varela y Roberto Porta. En 1946 pasó al Liverpool, donde aprendió del ‘Patrón’ Fernández, campeón olímpico con Uruguay en 1928 y del mundo en 1930. Con 18 años llegó al primer equipo del club del barrio de Belvedere, con el que jugó hasta 1950.

Emprendió entonces, junto a otros compatriotas, la llamada “carrera del oro” y fichó por el Cúcuta Deportivo (1950-52). Al estar fuera de la FIFA, el fútbol colombiano era un reclamo para los futbolistas uruguayos y argentinos al ofrecer suculentos salarios. De ahí el éxodo de jugadores, todos declarados en rebeldía.

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Sus buenas prestaciones en el Cúcuta como interior o extremo izquierdo (podía jugar por ambas bandas) despertaron el interés del CD Millonarios de Bogotá, donde jugó entre 1952 y 1954 y coincidió con Alfredo Di Stéfano. Pulido por Adolfo Pedernera, el técnico, Villaverde se convirtió en un fuera de serie, especialmente después de la irregular marcha del argentino al Real Madrid.

En Colombia lo vieron jugar Teodoro Busquets, amigo de Pepe Samitier exiliado por la Guerra Civil, y José Castillo, ex del FC Barcelona. Con muy buenas referencias, el Barça empezó a mover hilos. Frustrado por el fichaje fallido de Di Stéfano, Villaverde, del que se hablaban maravillas, se convirtió en objetivo azulgrana.

El uruguayo fue presentado en la sede de Méndez Vigo el 9 de junio de 1954. Firmó por dos temporadas con opción a prórroga previo consentimiento de ambas partes. Villaverde debutó en un amistoso contra el Palafrugell (jugó medio tiempo con cada equipo) y oficialmente se estrenó en Les Corts ante el Sevilla (4-2, marcó un gol) en septiembre de 1954. Su último partido fue un Valencia-Barça (2-2) de Copa en junio de 1963.

Como azulgrana jugó 224 encuentros oficiales (74 goles). Le costó adaptarse por el tipo de fútbol más físico y por notar “la diferencia de altitud. Al principio me ahogaba y los oídos parecía que me iban a estallar”. La crítica fue implacable con él y se planteó, incluso, marcharse porque “esos días casi me ganaron la moral”. También influyó el robo de una maleta llena de divisas que guardaba en su domicilio. Ganó dos Copas de Ferias, dos Ligas (ambas con Helenio Herrera) y tres Copas.

Adiós al Barça

La temporada 1963-64 fue cedido al Racing (también pujaron por él Levante y Murcia) con la promesa de volver al Barça y un partido de homenaje. Con el equipo cántabro, en Segunda División, jugó solo siete partidos entre septiembre de 1963 y marzo de 1964. Colgó las botas con 34 años y castigado por las repetidas molestias en la rodilla.

Fue homenajeado por el Barça el 27 de octubre de 1963 en un amistoso contra el Racing de París (2-3) en el Camp Nou. Apuró su presencia en el campo hasta el minuto 12 del segundo tiempo, como resistiéndose a dar el paso... Fue despedido con una atronadora ovación que nunca olvidó: “La emoción que he sentido al recibir los aplausos y agasajos que me han sido dedicados, solo se puede explicar con el corazón. No hay palabras”.

Villaverde fue internacional B por España en una ocasión (en mayo de 1956 contra Alemania Federal en Les Corts, 2-5, marcó un gol) y defendió la camiseta del combinado de Catalunya y Barcelona en cinco ocasiones.

Casado con la catalana María Luisa Suñé, estableció su residencia en Barcelona y entró en el mundo de la representación de artículos bancarios y de oficina sin olvidar nunca su pasión por la filatelia. Villaverde falleció el 15 de septiembre de 1986 en Barcelona víctima de una dolencia cardíaca. Tenía 56 años. Su hermano menor, Mario, que jugó en La España Industrial y el Condal (1955-59 —solo amistosos—) como zaguero, se alineó en cuatro partidos, también de carácter amistoso, con el primer equipo.