Los secretos del despertar de Paco Alcácer

Cuando en verano hizo las maletas para fichar por el Barça, Paco Alcácer incluyó en ellas una buena dosis de humildad. Sabía dónde iba y sabía también que en Barcelona sería suplente. Pero Luis Enrique le prometió minutos con una única condición: que se dedicara solo a trabajar, olvidándose de registros goleadores y de cualquier tipo de valoración a su rendimiento que no fuera la del técnico.

Seguramente, ‘Lucho’ ya intuía que la adaptación del ex del Valencia al estilo de juego culé no sería coser y cantar. Y en los primeros meses, se vio claramente. Alcácer lo intentaba de todas formas pero no encontraba ni el gol ni su sitio.

Arropado por sus compañeros, el de Torrent se hizo impermeable a las mofas procedentes de la capital del Túria. Como un robot que no siente, el ariete siguió dejándose la piel en cada entrenamiento, entendiendo cada día un poco mejor cuáles debían ser sus movimientos. “Soy una persona que en la cabeza tengo el trabajo por delante de bajar los brazos. Eso me lo han inculcado en casa y es lo que hago día a día”, dijo el sábado tras el duelo ante el Athletic, en el que logró su primer gol en liga con la camiseta del Barça.

Ahora que su constancia empieza a tener premio de cara a portería, Paco prefiere no levantar su voz. Trabajo y más trabajo venía siendo su fórmula y el delantero no se desviará ni un centímetro de su hoja de ruta. “Yo sigo a lo mío, que es trabajar y mejorar. Estar con los mejores me hace mejor futbolista. Con la actitud que tienen mis compañeros, me hacen mejor persona”, valoró Alcácer. Y es que, tal como el propio jugador reconoció el sábado, el apoyo y los ánimos del vestuario a lo largo de estos meses turbulentos han sido su mayor motivación para no perder la confianza en su fútbol. “Al final, si estamos aquí es porque somos buenos jugadores y buenas personas. Nos ayudamos el uno al otro y eso es lo importante”, declaró antes de reconocer que su espejo diario es Luis Suárez. “Fijarse en él es garantía de mejorar”, reconoció.