Messi decidió cómo y cuándo ganar al PSV

Así han sido los goles del eléctrico PSV-Barça

El Barça se llevó los tres puntos del campo del PSV gracias a los goles de Leo Messi y Piqué / Mediapro

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Holanda mola. Suena a trance y a canciones pegadizas, de esas que están de moda. También en los estadios de fútbol, como el de Eindhoven, la verdadera ciudad de la luz, por la Phillips, que es la empresa que da nombre al club, Phillips Sport Vereniging, el PSV. El Barça, cuya relación con el país de los tulipanes y Ferry Corsten es conocida, es bien recibido. Pero eso no significa que el equipo, cuando está sobre el césped, lo sea por el rival. 

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CHAMPIONS LEAGUE

1
2
Alineaciones
PSV
Zoet, Dumfries, Schwaab, Viergever, Angeliño, Rosario, Hendrix (Gutiérrez, 71'), Lozano, Pereiro (Malen, 71'), Bergwijn (Romero, 79') y Luk de Jong.
FC BARCELONA
Ter Stegen, Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba, Rakitic, Sergio Busquets, Vidal, Dembélé (Denis Suárez, 80'), Messi y Coutinho (Malcom, 69').

El PSV, en 45 minutos, envió tres balones al palo y se llegó al descanso con el marcador que relejaba el luminoso marcador desde el inicio, desde antes que empezara el encuentro. Valverde apostó por meter a Dembélé junto a Messi, Coutinho, Vidal y Rakitic. Madera de la buena para caldear el ambiente gélido. Pero quienes caldearon de verdad a los 35.000 aficionados del Phillips Stadion fueron los locales. 

Pereiro probó primero a Ter Stegen, que envió a córner una falta en la frontal realizada por Busquets. Luego volvió a aparecer el alemán para salvar otro gol. Rakitic, que regaló dos balones al centro del campo del PSV, estuvo tan dubitativo como todo su equipo, al que le faltaba una marcha para saberse superior. Lo era a ratos, cuando quería, pero eso no es suficiente ante un rival que ha demostrado merecer mucho más de lo que dice su clasificación en la fase de grupos.

Uno de los balones perdidos por Rakitic acabó en la madera tras un disparo de Pereiro. El propio Gastón se quedó solo ante Ter Stegen poco después y la envió fuera. Merecía el gol el PSV. Messi ponía salsa picante cuando tenía el balón, esa velocidad perdida por la apatía del que se sabe clasificado. El Barça se castigaba a sí mismo siendo indolente, peleando, sí, poniendo ganas, sí, pero insuficientes ante la ilusión local. De Jong remató al palo también, de cabeza, y luego Bergwijn cogió el rebote para estrellar, de nuevo, el balón al palo. Tres palos, tres posibles goles. Demasiado para el Barça. 

En el otro área, Coutinho lo probó aisladamente, Messi congelaba la grada cuando se hacía con el balón y Dembélé mostraba pausa y ganas de entenderse con todo el mundo, olvidando rencillas. Pero faltaba algo, faltaba la ambición necesaria para mandar. El 0-0 fue incluso justo, pero, por sensaciones, el PSV merecío irse a los vestuarios con ventaja. Por palos, también.

El Barça salió pensando que sí, que era superior, pero que necesitaba demostrarlo. Con serlo no basta. Y lo probó Dembélé, Messi, Alba... Lo probaron, poco a poco, a ritmo de samba, cuando lo que quería el partido era electrónica de la buena. El extremo francés, quizás porque va a su bola, como ese que atiende al DJ sin importante si la pista está llena o vacía, es el que mejor entendía la partitura. 

El PSV se la sabe de momería en casa. Cada vez que se acercaba al área de Ter Stegen temblaba el estadio. Esta gente ha visto jugar a Ronaldo, Romario, Van Nistelrooy, Koeman, Kezman... ¡¿Qué les vas a explicar de fútbol?! Rosario intentó poner su firma al partido de nuevo, pero Ter Stegen volvió a impedírselo. Y, colorín colorado, este cuento Messi lo ha acabado. 

Recibió un balón de Dembélé, al que no puede contársele como asistencia, se hizo a tres, o cuatro, o a los que haga falta, y batió en el palo corto a Zoet. Regalito de navidad avanzado para los amigos de Eindhoven. Messi es la diferencia. Messi es quien decide el qué, el quién, el cómo, el cuándo y el por qué. Las cinco doble uve del periodismo. Messi escribe la crónica entera. Messi cambió el partido y, a partir de ahí, ya todo estaba escrito. 

A los pocos minutos se la puso a Piqué en una falta que el central remató preciso lejos de Zoet. 0-2. Otra vez el cómo, el cuándo, el blah, blah, blah que diría Armin. A Messi se le aplaude, se le disfruta y para casa. Y, pese a ello, el PSV lo siguió intentando de la mano de un Hirving Lozano al que la Eredivisie se le está quedando pequeña. Jugadorazo que lo hizo todo para merecer el gol. Él mismo o con una de sus asistencias. Al fiinal fue De Jong, quién si no, el que batió de cabeza y acortó diferencias. El Barça, obligado a sudar la victoria. Y  Messi no puede hacerlo todo solo. Aunque lo parezca. Como ejemplo, la última. Se la puso perfecta para que marcarse, solo ante Zoet, Malcom, pero el brasileño falló. Messi no puede pasar y marcar a la vez. Sería, incluso para él, pedirle demasiado.