El PSG le pide una nueva oferta al Barça sin la presencia de Dembélé

Bartomeu y Al Khelaifi, antes de su reunión en Mónaco

Bartomeu y Al Khelaifi, antes de su reunión en Mónaco / El Golazo de Gol

Albert Masnou

Albert Masnou

El fichaje de Neymar vivió ayer un frenético episodio en el hotel Le Meridien del Principado de Mónaco donde se encontraron el presidente del PSG, Nasser Al-Kelaifi, y el del Barcelona, Josep Maria Bartomeu.

La excusa era el sorteo de la fase de grupos de la Liga de Campeones y la reunión del Comité Estratégico de la UEFA pero en el principal interés de ambos mandatarios era verse para intentar llegar a un acuerdo definitivo para el traspaso del jugador brasileño.

Sin embargo, nada es fácil cuando la presión por el cierre del mercado aumenta (el 3 de septiembre), cuando se aborda la compra (o la venta) de uno de los jugadores más carismáticos del planeta y cuando se está negociando la inclusión de varios jugadores.

Pese a ser uno de los traspasos más complejos de la historia del fútbol, Barcelona y PSG estaban prácticamente de acuerdo después de las últimas reuniones que culminó con una oferta que rondaba los 130 millones y la inclusión de Rakitic y Todibo y la cesión de Ousmane Dembélé. 

El croata no opone resistencia a un cambio de aires al ver la posibilidad de un nuevo contrato, algo que en el Barça se le negaba. Además, Valverde tampoco le tenía reservado un papel de protagonista para esta temporada.

Todibo, inicialmente, no veía claro ir a un equipo que cuenta con cinco centrales pero sus dudas parece que fueron desapareciendo con el paso de las horas.

El principio de acuerdo entre el Barça y el PSG quedó roto en las últimas horas cuando Dembélé se negó a irse a jugar en el Parque de los Principios donde se le tenía reservado un puesto de titular en el equipo.

Cambio de planes

El jugador francés frustró un acuerdo que podía haberse anunciado ayer mismo con este encuentro entre Nasser Al-Kelaifi y Josep Maria Bartomeu en Mónaco. El Barça intentó convencer a Dembélé con llamadas a sus agentes, con reuniones del entrenador Valverde y del secertario técnico Eric Abidal con el jugador, pero todos los intentos resultaron estériles. Dembélé se enrocó y se negó a ser traspasado.

El propio PSG también hizo lo propio pero ya se temía la poca predisposición de Dembélé porque Tuchel le había llamado hace algunas semanas y Osumane le transmitió su deseo de seguir en el Barça. Jugador y entrenador tienen una buena relación desde que coincidieran en el Borussia Dortmundt pero este detalle no fue suficiente motivo para Dembélé a aceptar ser traspasado.

Las cuentas del traspaso se habían hecho según una cantidad económica (130 millones de euros), el valor de Rakitic (50), el de Todibo (5) y la cesión de Dembéle (fijada alrededor de unos 10 millones de euros). En total, unos 195 millones de euros.

La negativa de Dembélé trastocó los planes tanto del PSG como del Barcelona. Con este obstáculo inesperado, los dos presidentes (y sus respectivos ejecutivos Oscar Grau y Jean Claude Blanc estaban en Mónaco) vieron que el acuerdo debía reformularse aprovechando el clima de “buena voluntad para llegar a un acuerdo” establecido entre dos clubs al compartir un interés final común.

Más dinero

Así pues, en esta cumbre en Mónaco, el PSG le pidió al Barça que efectuara una nueva oferta en la que mitigar el perjuicio que suponía para ellos no poder incorporar a Dembélé. Y esta nueva oferta tenía que ir en una sola dirección: No incluir más jugadores en la operación, no colocar a otro jugador en el puesto de Dembélé, y paliar esta ausencia aumentando la oferta económica. El PSG le pidió al Barça que pusiera más dinero en cash encima de la mesa, aunque luego sea pagado en dos plazos como se había estipulado.

Josep Maria Bartomeu y la delegación azulgrana abandonó la reunión para meditar durante las próximas horas si económicamente era posible este nuevo esfuerzo que le pedía el PSG. El club azulgrana tiene la intención de analizar durante la jornada de hoy hasta donde se puede llegar para hacerse con Neymar sin comprometer excesivamente la economía de la entidad.