La historia secreta del fichaje de Coutinho
Philippe Coutinho hizo buena aquella máxima tan popular en su país que dice: “sou brasileiro e não desisto nunca”. La insistencia del crack en nadar a contracorriente y agarrarse a cualquier opción, por remota que esta fuese, para irse al Barça hizo posible un traspaso imposible.
El crack se rebeló cuando se cerró el mercado veraniego y supo transformar toda la rabia y la impotencia en energía positiva para irse de Anfield en enero. En Porto Alegre, concentrado con la Seleçao, recibió el mazazo de saber que el sueño blaugrana se esfumaba. Y allí se prometió, que lo que había ocurrido era solo una postergación temporal de un propósito.
El 2 de septiembre, los dirigentes del Liverpool que habían ninguneado la voluntad de su futbolista apabullaron a sus dos agentes con más de treinta llamadas telefónicas. Querían firmar un armisticio, y esta situación la supo instrumentalizar a su favor Coutinho y su entorno.
Los tres altos ejecutivos de Fenway Sports Group, el conglomerado yankee propietario del Liverpool, recibieron en sus oficinas de Boston la visita de los representantes de Coutinho, y de sus dos hermanos.
Philippe había rebajado la tensión debutando en la fase de grupos de la Champions y entrando en la dinámica de entrenamientos de Jürgen Klopp, con quien ya no tenía ningún tipo de complicidad.
Y en la cumbre de Boston, de la cual SPORT informó puntualmente, se sacramentó el acuerdo, que permitió el traspaso de Coutinho en enero. Temiendo que el brasileño no se implicase en el proyecto deportivo, el entorno de ‘Cou’ arrancó aquello que no había conseguido en todo el verano: poner precio al traspaso para enero de 2018 y para después del Mundial de Rusia. Y el valor era de 160 millones de euros. El Liverpool tenía muy claro que no venderían a su futbolista estrella por un importe inferior a lo que el Barça pagó por Dembélé.
En el pacto de Boston -ninguno de los interesados ha querido desvelar hasta hoy si fue por escrito o solo verbal-, no había ni vencedores ni vencidos. Fenway se aseguraba el traspaso más alto de la historia (lo de Ney fue el pago de la cláusula) y Coutinho ya tenía la puerta abierta que deseaba.
Desde septiembre, el Barça tuvo abierta una línea directa de comunicación con el Liverpool, lo que tampoco había ocurrido en verano. Con discreción, sin filtraciones, se fue hilvanando un acuerdo que solo tenía margen de negociación cuanto al sistema de pago y a los variables.
Paralelamente, Coutinho desactivó el interés de todos los clubes que le llamaron. Quien más insistió fue el PSG. Nasser Al-Khelaïfi prometió a Neymar que le traería a Philippe en verano de 2018. Le ofreció la segunda mayor ficha de la plantilla. Coutinho no mordió el anzuelo.
Lo del Madrid fue resuelto en un plis-plas. Philippe pensaba en blaugrana y ni se planteó aprovechar el supuesto interés blanco para sacar mayor tajada. Ahora sí ha cumplido su sueño y no lo va a desaprovechar.
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