Herrerita, una leyenda a préstamo

Llegó en 1939 del Oviedo, eximido de competir por los daños que la guerra causó en su campo

La temporada 1939-40 el Barça eludió la promoción en el último partido de Liga gracias a una victoria por 3-1 ante el Racing en Les Corts. Herrerita, con dos goles, volteó el 0-1

Herrerita defendió la camiseta del Barça la temporada 1939-40. Jugó 25 partidos oficiales y anotó 14 goles. No ganó ningún título. Destacó por la práctica de un fútbol total. Ejerció de capitán por su liderazgo

Herrerita defendió la camiseta del Barça la temporada 1939-40. Jugó 25 partidos oficiales y anotó 14 goles. No ganó ningún título. Destacó por la práctica de un fútbol total. Ejerció de capitán por su liderazgo / FCB

David Salinas

David Salinas

Eduardo Herrera Bueno nació el 5 de julio de 1914 en Gijón. Fue el octavo hijo del matrimonio formado por Manuel y Enriqueta. Empezó a jugar al fútbol en el Colegio San Fernando y en la playa de San Lorenzo, fichando por el Sporting Cifuentino con 13 años y por el Cimadevilla a los 15. Con 17 llegó el Sporting (1931-32) bajo autorización paterna. Allí coincidió con su hermano Ramón (siete años mayor y apodado el ‘Sabio’) y en el primer partido de entrenamiento entre titulares y suplentes, el veterano Vicente Palacios para distinguirlo de su hermano empezó a llamarle Herrerita. “Y Herrerita sería de por vida”, explican Lalo Covisa y Francisco González Álvarez-Buylla en la biografía del jugador, “La leyenda azul”.

Debutó como volante derecho en Segunda y en el primer partido de esta categoría, el 22 de noviembre de 1931, con derrota en La Coruña (3-2), el ‘neñu’ (niño) Herrerita marcó su primer gol once minutos después de que lo hiciera su hermano Ramón. Tras dos años en el Sporting, varios equipos, entre ellos el Barça, Atlético y Oviedo, hicieron público su interés por él, recalando finalmente en el Oviedo, que le ofreció mejores condiciones económicas que el Sporting y, además, le brindó la posibilidad de debutar en Primera sin alejarse excesivamente de su hogar. Pasó a ser profesional en el verano de 1933: 30.000 pesetas en concepto de ficha y 750 de sueldo mensual.

En el Oviedo destacó como interior izquierdo tres temporadas: desde la 1933-34 a la 1935-36. Debutó en Primera goleando al Barça 7-3 en Buenavista y anotando dos goles al equipo azulgrana en dos minutos (33 y 35). Formó parte de la famosa “Delantera eléctrica” junto a Casuco, Gallard, Lángara y Emilín y durante la guerra civil vivió una odisea. Estuvo preso y después fue soldado republicano. Participó en el frente de Cangas de Onís y se fugó. Y cuando Gijón cayó en poder del ejército sublevado se incorporó al bando franquista por mediación de uno de sus cuñados. Volvió al frente y tomó parte en la Batalla del Ebro (1938).

La guerra dejó el estadio de Buenavista inutilizable (dos trincheras y la tribuna destruida) y la Federación Española eximió al Oviedo de participar en la temporada 1939-40, reservándole la plaza para el curso siguiente. La desbandada del equipo carballón fue histórica: Florenza (Osasuna), Calichi y Gallart (Ferrol), Héctor y Pena (Sporting), Soladrero y Antón (Zaragoza), Herrerita y Emilín (Barça)…

Llegó a Les Corts por 10.000 pesetas en concepto de ficha más otras 1.000 mensuales junto a Emilio García, Emilín, amigo y compañero del Oviedo con el que compartía el ala izquierda del ataque. También pudo llegar su cuñado Jesús Alonso, que acabó en el Madrid. En diciembre, antes de empezar la Liga, lo hizo Abelardo Riera, otro jugador del Oviedo que estaba libre.

Azulgrana

Debutó el 24 de septiembre de 1939 en un Granollers-Barça del Campionat de Catalunya y en la primera jornada de Liga (3-12-1939), en la que se enfrentaron Barça y Espanyol, el blanquiazul Rovira lo lesionó. Tuvo que dejar el campo y se perdió tres partidos. Para el cronista de ‘La Vanguardia’ fue “un ‘foul’ rudo que mereció la expulsión automática”.

En la prensa catalana se leyó que Herrerita era “el mejor interior izquierdo del fútbol español del momento” porque “sigue siendo el jugador que dribla, pasa, se desmarca y remata con facilidad y dureza”. Y en la prensa madrileña (“El Alcázar”) se dijo que “es el alma, conductor y hasta rematador, cosa que no hacía en tiempos ovetenses en donde hacía su juego fino, precioso. Hoy lo hace más recio, más profundo”. 

Con el Barça no ganó ningún título, pero evitó que el equipo pasara por una promoción. Ni Herrerita ni Emilín jugaron la Copa y finalizada la Liga regresaron a Oviedo. El Barça no pudo satisfacer un punto del acuerdo y tuvo que abonar 5.000 pesetas por cancelar el amistoso que había pactado con el conjunto asturiano en Buenavista. Herrerita, de nuevo en el Oviedo, jugó diez temporadas.

Adiós al fútbol

Disputó su último encuentro con el Oviedo el 2 de julio de 1950, de promoción y a partido único contra el Murcia. El equipo carballón estrelló tres remates a la madera en el primer tiempo (0-0). Dos de Herrerita. En el segundo se hundió (2-0). El peor adiós después de 17 años: el descenso. El Oviedo lo declaró transferible y decidió colgar las botas. Sin embargo, animado por Emilín, enrolado en el Sporting desde la temporada 1948-49, decidió volver al Gijón a partir de enero 1951, jugando hasta febrero (5 partidos y 3 goles) y hasta su adiós final, el 18 de febrero de 1951 en un Orensana-Gijón (4-2) con un doblete.

El 30 de marzo de 1952 el Oviedo le rindió un homenaje en Buenavista con un partido contra el Atlético (2-3). Jugó los primeros 20 minutos. En septiembre de 1953 fue designado adjunto del entrenador y en junio de 1959 quedó fijo en el cuerpo técnico ovetense. La temporada 1960-61 se hizo cargo del equipo de manera accidental con 46 años en un Granada-Oviedo de Liga (1-1) el 12 de marzo de 1961. Falleció en Oviedo el 15 de agosto de 1991 a los 77 años víctima de una parada cardiorrespiratoria y metástasis ósea.

Tres de sus hijos, Jesús —Chus—, Eduardo (el mayor) y José Luis (el cuarto) también fueron futbolistas. El primero, que iba camino de emularlo, e incluso superarlo, jugó en el Oviedo (1956-58), Real Madrid (1958-61) y Real Sociedad (1961-62), falleciendo con solo 24 años (en octubre de 1962) víctima de un cáncer. El segundo y el tercero lo hicieron en el Oviedo (1956-57 y 1965-66 respectivamente). En Barcelona nació su tercer hijo, Roberto. Y tuvo un quinto, Fernando.

Su ciudad lo recuerda con una calle adyacente al Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo desde junio de 1984. Por aquel entonces la vía bordeaba la Tribuna Este del mítico Carlos Tartiere.