Eulogio Martínez, el 'abrelatas' paraguayo que marcó el primer gol

Fue un jugador adorado por la afición blaugrana y tuvo el honor de inaugurar el marcador del nuevo estadio

Siempre es bonito que el primer gol de un nuevo estadio lo marque un jugador del equipo propietario del terreno de juego. Y eso fue lo que ocurrió en el Camp Nou. El gol que abrió el marcador en el partido inaugural no sólo fue obra de un barcelonista, sino de un hombre muy querido por la afición, el formidable delantero paraguayo Eulogio Martínez.

Hubo, en cierta medida, un acuerdo tácito entre el Barça y los responsables de la expedición de la selección polaca que actuó en el lance inaugural, para que el primer tanto tuviera color barcelonista, el segundo lo lograran los visitantes y, a partir de ahí, se desataran los hostilidades. Así se puede comprender que el 1-0 llegara a los 11 minutos y el 1-1, marcado por Szymborski, sólo unos segundos después, a los 12.

El histórico tanto de Eulogio se fraguó por la banda izquierda. Justo Tejada quebró a su marcador, centró y el ariete guaraní, a trompicones, envió al fondo de las mallas. Fue tanta la alegría del 'Coco' -apodo con el que le conocían sus compañeros- que se colgó de la red. Eran, exactamente, las cinco y dieciséis minutos de la tarde del 24 de septiembre de 1957.

Media docena de goles se pudieron ver a lo largo de aquel encuentro. Tejada logró el 2-1 a los pocos segundos de la segunda mitad, empató Soporek a los 60 y desnivelaron la balanza del lado local, Sampedro (63') y Evaristo (71').

Eulogio estuvo siete temporadas en el Barcelona y dejó un inolvidable recuerdo no ya sólo por sus goles sino por su entrega, valentía, garra y juego fantasioso. Se le conoció como el 'abrelatas' por su enorme facilidad para romper los cerrojos contrarios. Y los viejos aficionados aún recuerdan su famosa jugada del tirabuzón en la que hacía un espectacular 'sombrero' a su marcador tras picar el balón con la punta de su pie derecho. Jugó 225 partidos como blaugrana y marcó 168 goles.

Llegó al Barça de la mano de Pepe Samitier, entonces secretario técnico que se desplazó a Paraguay tras recibir informes muy favorables del ariete, que jugaba en el Libertad y de un corpulento defensa del Sol de América llamado Melanio Olmedo. Se los trajo a los dos. El zaguero no cuajó y sería cedido al Lleida, regresando luego a su país, donde llegó a ser ministro en uno de los gobiernos del dictador Alfredo Stroessner.

Nacido el 11 de marzo de 1935 en Asunción, en el seno de una familia de origen español, Eulogio Martínez Ramiro se inició en el Atlanta y, con apenas 18 años fochó por el Libertad, con el que fue campeón de Paraguay en 1955 y máximo goleador. También disputó la Copa América 1955 con su selección.

Debido a unos problemas de índole burocrática, Eulogio no pudo jugar partidos oficiales con el Barça en 1955-56, sólo amistosos. El primero, el que el cuadro catalán disputó en Mónaco con motivo de la boda del príncipe Rainiero y Grace Kelly.

En 1956-57 ya pudo actuar con normalidad y Domènec Balmanya le hizo titular muy pronto, comenzando su idilio con la afición. En aquella campaña, llevó a cabo una de sus más memorables gestas, al endosarle siete goles al Atlético de Madrid en el partido de ida de los octavos de final de la Copa del Generalísimo. Y aún le anularon dos más...

En la triunfal etapa de Helenio Herrera, Eulogio fue uno de los puntales y logró excelentes registros goleadores. El 22 de noveimbre de 1959 debutó con la selección española, con la que jugó ocho veces y disputó el Mundial de Chile.

A partir de 1960, el guaraní comenzó a tener tener graves problemas de peso que fue trampeando pero que afectaron enormemente su juego. Al concluir la campaña 61-62, en la que había vuelto por sus fueros, el Barça le dio soprendentemente la baja. Acababa de cumplir 27 años.

H.H. le quiso llevar al Inter pero eligió la oferta del Elche, donde permaneció dos temporadas en las que formó un explosivo tándem con su compatriota Romero. Ahí le dirigió, curiosamente, el otro Herrera, Heriberto, conocido como H.H.II.

En 1964-65 fichó por el Atlético de Madrid pero jugó muy poco ya que se incrementaron sus problemas de obesidad y retornó a Barcelona para jugar con el Europa, entonces en Segunda División. Estuvo sólo una campaña y colgó las botas definitivamente. Tenía 31 años.

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