Bartomeu prepara la refundación: la guerra civil institucional desde dentro

Dimiten seis directivos del Barça

Dimiten seis directivos del Barça / Perform

Ernest Folch

Ernest Folch

“Resisitiré”, la canción de moda del confinamiento, podría ser también el himno de Josep Maria Bartomeu, que sigue impertérrito la espectacular crisis institucional, impropia de un viernes santo, que él mismo desencadenó el pasado martes por la noche. Queda claro que el ‘coronavirus’ institucional de can Barça no perdona ninguna fecha, ni siquiera las fiestas de guardar. Lo que hace tres días era una detonación controlada por el mismo presidente ha derivado en una guerra civil del continuismo, de consecuencias imprevisibles. Este jueves, la voladura empezó a rebasar sus propios límites con la dimisión de 6 directivos de golpe y ante notario, según desveló el periódico La Vanguardia: a los cuatro señalados por Bartomeu se añadieron dos más, Jordi Calsamiglia y María Teixidor, que ampliaron de golpe el espectro de la crisis.

Bartomeu tenía descontada desde hacía tiempo la dimisión de Calsamiglia, con un perfil más moderado de sus otros cinco compañeros, y que quiere desmarcarse de cualquier posicionamiento conflictivo. Otro caso muy distinto es el de María Teixidor, valor ascendente de esta junta, miembro de la Comisión Delegada (donde había que diseccionar la famosa auditoría del ‘Barçagate’), secretaria de la junta y máxima responsable del fútbol femenino, una de las secciones mimadas del club. Teixidor formaba parte de un grupo crítico, y había expresado internamente en varias ocasiones su malestar, como por ejemplo cuando en la última asamblea se vio obligada a defender un “sí” artificalmente forzado a favor del voto electrónico presentado por el candidato Victor Font tras una primera exposición crítica. Pero la dimisión de Teixidor pilló al presidente Bartomeu a contrapie, como también el duro texto que presentaron los dimisionarios ante el notario, en el cual mostraban su “desencantanto por el desafortunado episodio de las redes sociales” y pedían que una vez se haya presentado la auditoría de PwC, “se depuren responsabilidades así como el eventual resarcimiento patrimonial que corresponda”. Y es que todos los caminos de esta crisis conducen inevitablemente hacia el ‘Barçagate’, una bomba de relojería que parece programada para ir explotando por partes. 

Cuando la foto parecía cerrada, la crisis dio este viernes otro salto cuántico con las explosivas declaraciones del dimisionado Emili Rousaud a “El món a Rac1” de Jordi Basté, donde aseguró, literalmente, poder asegurar que “alguién ha metido la mano en la caja”. Las gravisimas acusaciones de Rousaud, que no pudo concretar ni con nombres concretos ni con pruebas feacientes, suponen una nueva y chocante escalada en el conflicto. El Barça contestó rápidamente diciendo que estudia presentar una demanda por acusación infundad de “corrupción”, una palabra nueva y altamente inflamable que irrumpe de golpe en el entorno blaugrana. La respuesta del club indica cuál es la intención de Bartomeu: una respuesta de perfil bajo, a través de un comunicado y del portavoz Josep Vives, para impedir que crezca la figura de Rousaud, que ha alcanzado cotas mediáticas sorprendentes, y que le ha permitido notoriedad en un tiempo récord. Habrá que ver qué recorrido tiene la maniobra del ya exvicepresidente, que de la noche a la mañana ha pasado de candidato continuista a opositor radical, con una posible demanda de por medio. Las declaraciones de Rousaud, en cualquier caso, certifican la guerra civil final del denominado continuismo y la muerte clínica del proyecto del 2015 y que ahora deberá ser renovbado de arriba a abajo. El presidente Bartomeu ultima ahora mismo los nombramientos que deben permitirle llegar al 2021 con un equipo “cohesionado y leal”, como dicen que repite diariamente a sus allegados. El entorno del presidente aseguraba en las últimas horas que ‘Barto’ prepara una refundación total de su proyecto original: hará nombramientos por doquier en las vicepresidencias, múltiples comisiones y órganos de gobierno del club. La finalidad es afrontar con la máxima unidad las decisiones críticas que se avecinan, todas relacionadas con una situación económica altamente peligrosa. La Semana Santa del Barça amaga con más capítulos históricos.