Historia SPORT

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Svetislav Pesic sigue ejerciendo de faro para la afición del Palau

La afición ovacionó a Pesic tras el triunfo ante el Madrid

La afición ovacionó a Pesic tras el triunfo ante el Madrid / JAVI FERRÁNDIZ

Xavi Martínez Olivar

Xavi Martínez Olivar

Svetislav Pesic es un técnico personal e intransferible.  No se corta nunca y siempre dice lo que piensa con ese particular castellano salpicado de peculiares modismos. Es capaz de dedicar encendidos elogios en público  a sus jugadores como de meterles una bronca monumental en las intimidades del vestuario...o en sus impagables tiempos muertos cuando no hacen las cosas bien. Y en especial si no defienden con la adecuada intensidad, el axioma básico en su filosofía como entrenador

A sus 70 años y con 22 títulos a sus espaldas a lo largo de su carrera en los banquillos, el técnico de Novi Sad se siente , con razón,, por encima del bien y del mal. Sabe lo que quiere y como conseguirlo. Un proceder directo y franco que, desde el primer día en que llegó en su etapa inicial en el banquillo del Barça (verano del 2002) caló muy hondo entre la afición del Palau. Esa primera campaña, por cierto, llevaría al equipo a un histórico triplete (Copa, Liga y Euroliga) no repetido hasta la fecha. 

En 2004 se rompió de manera abrupta el vínculo entre él y el Barça. Pese a todo, Pesic nunca olvidó al club azulgrana....que catorce años después llamó a su puerta. Fue en febrero de 2018 cuando el equipo iba a la deriva tras haber desfilado tres entrenadores en tres años.

Pesic acudió a la llamada de Josep Mª Bartomeu -su gran valedor- y de Nacho  Rodríguez que había jugado a sus órdenes. Y puso manos a la obra.  La evidencia está ahí. Ha logrado revitalizar el alicaido espíritu de la sección. Y eso lo agradeció desde el minuto uno una afición que tampoco nunca le olvidó y que anhelaba dejar atrás la pesadilla. 

Este pasado verano renovó, llegaron fichajes de lujo con Mirotic a la cabeza y el equipo ha despegado. Pesic sabe muy bien que en el Barça sólo vale conjugar el verbo ganar. Y lo está logrando. Por eso no es de extrañar que ya sea una costumbre que, como los buenos toreros, salga cada partido por la puerta grande.