Historia SPORT

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Semenya, 10 años de polémica por la testosterona

Semenya quiere ir a los 200

Semenya quiere ir a los 200 / AFP

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La historia de la sudafricana Caster Semenya da para un libro, y no precisamente uno de esos que se lee en un suspiro. La historia cautiva, es interesante, pero da mucho de sí. Y no se ha escrito el último capítulo.

Semenya saltó a la fama en 2009 con tan solo 18 años por su gran velocidad, pero desde el principio despertó dudas entre rivales e IAAF (Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo), el máximo órgano del atletismo a nivel mundial.

La rapidez con la que corría junto a su físico masculino hicieron que, tras ganar la final de 800 metros, su especialidad, en el Campeonato Mundial de Atletismo de Berlín, se hiciera público que la IAAF había pedido semanas antes del campeonato un test de verificación de sexo: éste reveló unos niveles de testosterona tres veces superior a lo normal en el cuerpo de la campeona sudafricana. Y entonces fue cuando realmente comenzó la polémica: ¿es Caster Semenya un hombre o una mujer?

MEDICARSE PARA COMPETIR

Fue la solución que se encontró para la mediofondista sudafricana, a la que tras una infinidad de pruebas, se le diagnosticó hiperandrogenismo, unos niveles anormalmente elevados de testosterona. Pero medicarse, en el caso de Semenya, significa literalmente, doparse: los niveles de testosterona solo se reducen con opiáceos o con betabloqueantes, sustancias prohibidas por Agencia Mundial Antidopaje (AMA).

El pasado mes de mayo,  el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) apoyó la decisión la normativa aprobada por la IAAF, por la cual exige que sean, como máximo, cinco nanomoles por litro de sangre durante al menos seis meses para competir en pruebas femeninas entre 400 metros y la milla. De no cumplirlo, Semenya debería competir como hombre. 

Pese a recurrir la decisión al Tribunal Superior de Arbitraje (TAS), un año después se desestima el recurso, con lo que se da la razón a la IAAF.  Y la sudafricana no podrá ir al Mundial y tratar de revalidar el título de 800 metros. Pero no ha dicho la última palabra y seguirá su lucha con la IAAF. No se rinde.

DECISIÓN POLÉMICA

“Es una norma discriminatoria, pero ello es un medio necesario, razonable y proporcionado para cumplir el objetivo de la IAAF de preservar la integridad del atletismo femenino en los eventos restringidos”, anunciaba el TAS hace poco más de un mes, en una sentencia polémica.

Y es el caso de Semenya, venciendo cómodamente sin medicarse -oro en Londres 2012, en Río 2016 o ganadora de la Liga Diamante en 2017, todos ellos en carreras de 800 metros- pero bajando drásticamente sus prestaciones cuando cumple con una normativa que parece hecha exclusivamente para su persona.

En el pasaporte de la atleta sudafricana es mujer, pero para la IAAF las mujeres como Semenya son “hombres biológicos”. La disputa sigue.