Odriozola, fin a 27 años al frente del atletismo

José María Odriozola dejará la presidencia este domingo

José María Odriozola dejará la presidencia este domingo / EFE

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Veintisiete años después de acceder al cargo batiendo por 151-60 votos a Guillem Ros, entonces candidato oficialista, José María Odriozola Lino abandonará este sábado la presidencia de la Federación Española de Atletismo después de haber llevado al atletismo español a sus cotas más altas, pero también de haber sufrido la peor crisis económica y algunas decepciones muy dolorosas, todas relacionadas con el dopaje, según él en unas declaraciones a EFE.

En enero de 1989 los dos eran vicepresidentes con Juan Manuel de Hoz, pero el candidato barcelonés contaba con las bendiciones del presidente y de su junta directiva, mientras el gallego constituía un verso suelto en el aparato federativo, el candidato del cambio.

Ni sus peores enemigos, que le acusaron de autoritarismo y de no tener mano izquierda, le discutieron su pasión por el atletismo. Mientras otros dirigentes desayunan en la cafetería, Odriozola es capaz de "tragarse" completas las sesiones matinales de cualquier competición, de cadete a sénior, escrutando el ránking, marcas personales y listas de salida.

Nacido en Pontevedra el 23 de julio de 1939, educado en Vitoria y afincado desde muy joven en Madrid, en cuya Universidad Complutense ejerció hasta su jubilación como catedrático de bioquímica, Odriozola se inició en el deporte como campeón vasco-navarro infantil de 100 metros mariposa.

Probó fortuna también en el rugby, especialidad en la que llegó a ser internacional absoluto, y sobresalió finalmente en el atletismo en 1954 compartiendo club con el propio De Hoz. Fue dos veces internacional júnior y una vez sénior, y su palmarés ofrece un título de España de relevos 4x400 con dicho club, además de 30 maratones terminados como veterano. El más rápido, en 2h34:34.

En 1981 fue nombrado vocal de la federación española con Juan Manuel de Hoz como presidente y en junio de 1987 fue designado vicepresidente, cargo que ocupó hasta que optó a la presidencia.

Fue miembro de la comisión médica de la Federación Internacional desde 1987 hasta 1995 y de su Consejo Directivo desde 1999 hasta el presente, en que ejerce de tesorero.

Si en su etapa como vocal y vicepresidente ya se había significado por la lucha contra el dopaje y la defensa de María José Martínez Patiño, que había sido inhabilitada por una anomalía genética, Odriozola se estrenó en el cargo con dos despidos: el del director técnico, Carlos Gil, y el del doctor Eufemiano Fuentes, adalid de la sospechosa "preparación biológica".

El nuevo presidente no se tragó el anzuelo. Preparación biológica sí -decía-, para la recuperación física del atleta, pero con métodos legales y naturales. "No sólo Fuentes Manuel Pascua (entrenador) se preocupan de lograr una mejor preparación de los atletas. Lo que ocurre es que los demás trabajamos dentro de la ley", decía.

Antes de acceder a la presidencia, como presidente de la Comisión Antidopaje de la Federación introdujo los controles de dopaje por sorpresa y, en general, se erigió en abanderado de la lucha contra los tramposos.

Bajo la presidencia de Odriozola el atletismo español alcanzó el mayor volumen de éxitos de su historia, particularmente en los Europeos del 2002, donde el equipo alcanzó un récord de 15 medallas.

A lo largo de un mandato tan largo sostuvo "enganchadas gordas" -son sus palabras- con atletas como Sandra Myers o Reyes Estévez y vivió momentos dolorosos relacionados con el dopaje: "Nombres como Alberto GarcíaJulio ReyMarta Domínguez o Paquillo Fernández, son casos muy dolorosos para mí", declaró.

Para Odriozola constituyeron "una enorme decepción" porque conocía bien a esos atletas. "Me dolió mucho porque habían estado tomando cosas prohibidas, y también porque parecía que era yo el culpable por no haberme enterado".

El caso Marta Domínguez, inhabilitada durante tres años por anomalías en su pasaporte biológico y desposeída de su título mundial de 3.000 m obstáculos en Berlín 2009, le costó muy caro en términos de imagen. Su defensa a ultranza de su presunta inocencia, acogiéndose a escrúpulos científicos, fue vendida en algunos medios como una simple protección de la que fue su vicepresidenta.

"El caso de Marta Domínguez me hizo daño personalmente, pero todavía no tengo totalmente claro el tema desde el punto de vista científico", declaró.

Odriozola disfrutó con los éxitos de los Juegos de Barcelona, con Martín Fiz campeón mundial de maratón en 1995, el Mundial de Sevilla'99, el doblete Antón-Fiz en el maratón de los Mundiales de Atenas'97, los saltos de Yago Lamela (8,56) en el Mundial de Maebashi'99, las medallas de Múnich y el título mundial -luego perdido- de Marta Domínguez, entre otros grandes momentos.

La crisis económica le ha golpeado dos veces. Después de Barcelona'92 el Gobierno decretó un recorte de 200 millones de pesetas cuando ya estaba todo gastado y le costó diez años enjugar el déficit. Y luego el annus horribilis del 2013, cuando el presupuesto federativo cayó a la mitad del vigente en 2008.

Deja una Federación razonablemente saneada aunque sin aprobar la eterna asignatura pendiente: la profesionalización de los entrenadores. El proyecto queda en la mesa del nuevo presidente.