Vuelven los días de oscuridad, tribulaciones y maquinación en el universo atlético de Alberto Salazar, el entrenador que ha llevado a la gloria a Mo Farah.
Como ya paso con la emisión en 2015 reportaje de la BBC que comprometía a su grupo, hasta entonces intocable, y que lo metía de lleno en prácticas dopantes, la prensa inglesa ha amanecido hoy con un eclipse deportivo. Según The Sunday Times, la filtración de un informe de la Agencia Anti-Doping de los Estados Unidos (USADA), revela que el entrenador del atleta inglés habría abusado de determinadas prescripciones médicas y usado infusiones intravenosas de medicamentos prohibidos para aumentar los niveles de testosterona y el rendimiento de sus corredores.
La sustancia objeto de las sospechas está basada en la L-carnitina, que no está prohibida para atletas. Sin embargo las infusiones intravenosas de más de 50ml en intervalos menores a seis horas sí lo están.
Salazar habría contactado con Lance Amstrong vía email para abordar los increíbles efectos de la sustancia, y otro atleta cuya identidad no se cita habría concluido que es tan efectiva como las transfusiones ilegales de sangre.
La USADA cree que seis atletas americanos entrenados por Salazar quebrantaron las normas anti-dopaje mediante este tratamiento. De forma simultánea a la redacción del informe, que concluyó hace un año, se estaba investigando a Farah por el uso de L-carnitina.
También se evidencia la colaboración de Salazar con el doctor Jeffrey Brown, cuyos procedimientos médicos podrían haber puesto en riesgo la salud de los atletas por ser tratamientos peligrosos y potencialmente ilegales.
Todo el entuerto se desarrolla en torno al proyecto de entrenamiento de Nike en Oregón, cuyo grupo de atletas cuenta entre sus filas al caballero blanco del fondo mundial, Galen Rupp, y al tetracampeón olímpico Mo Farah. Este habría sido convencido por Salazar para tomar peligrosas cantidades de vitamina D con el fin de aumentar sus niveles de testosterona. Y según el informe también habría gozado de una infusión intravenosa de L-carnitina poco antes de su participación en el maratón de Londres en 2014.
Salazar sostiene que los medicamentos siempre fueron suministrados dentro del marco legal de la WADA (World Anti Doping Agency) y según las directrices de la USADA.
(Actualizado). Mo Farah se ha pronunciado al respecto en sus redes sociales:
El gurú del Oregon Project
A sus 59 años el prestigio y carisma de Alberto Salazar es incuestionable. Representa un mito, un puente viviente entre el presente y el pasado del legendario Oregon Runners Club: Steve Prefontaine, Frank Shorter, Bill Bowerman, Mary Decker…Su padre, un disidente cubano, huyó de la isla una hora antes de que lo detuviera la policía política de Fidel Castro. Salazar fue un corredor sensacional, ganando tres veces consecutivas el maratón Nueva York en la década de los 80, cuya carrera terminó prematuramente cuando se rompió un tendón. Se retiró de la competición en 1994.”Quería ganarlo todo. El maratón era un duelo donde alguien tenía que ceder antes o después. No iba a ser yo“.
Como entrenador es fiel a su filosofía: acumular el máximo de kilómetros pero sin cometer el error que él mismo cometió como atleta. Siempre se ha acercado a las nuevas tecnologías como una forma de minimizar las lesiones. El crecimiento de sus atletas ha sido generado casi científicamente en un laboratorio de precisión suiza, modelado a base de sofisticadas técnicas estudiadas al milímetro y parapetado tras una gran marca como es Nike. El arsenal de artilugios que usan, unido a la mejora fugaz y exponencial de su cuadra, sigue centrando la atención de un atletismo mundial que se muestra escéptico por la aparente efectividad de sus técnicas de entrenamiento.
A sus 59 años el prestigio y carisma de Alberto Salazar es incuestionable. Representa un mito, un puente viviente entre el presente y el pasado del legendario Oregon Runners Club: Steve Prefontaine, Frank Shorter, Bill Bowerman, Mary Decker…Su padre, un disidente cubano, huyó de la isla una hora antes de que lo detuviera la policía política de Fidel Castro. Salazar fue un corredor sensacional, ganando tres veces consecutivas el maratón Nueva York en la década de los 80, cuya carrera terminó prematuramente cuando se rompió un tendón. Se retiró de la competición en 1994.”Quería ganarlo todo. El maratón era un duelo donde alguien tenía que ceder antes o después. No iba a ser yo“.
