Una foto que hace mucho daño
El mismo día que el Barça presentaba una denuncia ante la FIFA contra Neymar por incumplimiento de contrato, Messi y Luis Suárez colgaban una fotografía en Instagram con el futbolista brasileño. Sonrientes. Felices. Unidos. Como unos grandes amigos. Que es lo que son. La imagen fue tomada ayer por la tarde en el propio domicilio de Messi. Fue el reencuentro del tridente solo 18 días después de que Neymar fichara por el PSG. Messi subió la foto a la red social a las 19.08, apenas tres horas después de que el club enviara un comunicado anunciando la demanda contra la nueva estrella del PSG. Una demanda en la que el Barça exige a Neymar y a su papá-representante que devuelvan la prima de fichaje y les reclama una indemnización de 8,5 millones por daños y perjuicios.
Leo, que es muy inteligente, ‘disfrazó’ el impacto de la fotografía con un mensaje a Piqué: “Volvió”. Haciendo referencia a aquel famoso “Se queda” del central blaugrana. Pero, en realidad, la imagen era un torpedo a la línea de flotación de Bartomeu y su directiva. Una burla total y absoluta que siguió con otra fotografía de Piqué abrazándose a Neymar. Y, como recochineo, una instantánea de todo el grupo que se reunió en casa de Messi: el tridente, Piqué, Alves, Rakitic y Douglas. Alucinante…
Estas fotografías han hecho mucho daño. Y han demostrado lo que es un secreto a voces: la total y absoluta falta de conexión entre el vestuario y el palco, entre la plantilla y la directiva. Si había alguna duda de que los jugadores van por un lado y Bartomeu y su junta por otro, ha quedado disipada con las imágenes que han hecho públicas los futbolistas. Messi tiene todo el derecho del mundo a invitar a su casa a quien quiera. Faltaría más. Pero airear su complicidad con Neymar suena a desafío. O lo es. Sobre todo sabiendo, como se sabe, que Leo todavía no ha firmado su renovación hasta el 2021 por “un problema de agendas”. El pulso ha estallado en su máximo expresión y la situación se antoja irreversible.
En el Barça se echan las manos a la cabeza ante semejante cachondeo. La desautorización es tan grande que solo puede vestirse como una casualidad para no cargar más las tintas. Los futbolistas tienen excusa: celebraban el cumpleaños de Luca, el hijo de Neymar. Pero no cuela. No hay sintonía. Mejor dicho, hay mal rollo. Y se nota. Mucho. Demasiado. Ahora solo nos queda rezar para que no se traslade al césped…
P.D.- A muchos socios barcelonistas tampoco les ha hecho ni pizca de gracia la fotografía de Messi abrazándose a Neymar. Les recuerda demasiado a aquellas de Guardiola con Figo después de la traición del portugués fichando por el Real Madrid...
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