Tirar con lo puesto

Umtiti se ha ganado al vestuario

Umtiti se ha ganado al vestuario / Instagram FC Barcelona

Jordi Costa

Jordi Costa

No se puede negar que Luis Enrique ha sido fiel a su palabra de dar oportunidades a la que calificó como la mejor plantilla que ha tenido a sus órdenes en el Camp Nou. Y ojalá el uso de las rotaciones que ha hecho el asturiano durante los siete primeros meses de curso sirva para que las piezas determinantes lleguen al tramo decisivo más frescas que otras veces, pero ni siquiera eso ocultaría el decepcionante rendimiento del cacareado fondo de armario.

Tal como está el calendario futbolístico, el técnico ha hecho una gestión acertada de sus recursos, incluso cuando se le ha criticado a raíz de los malos resultados. Pero es obvio que la mayoría de alternativas no le han respondido.

Destacan en este apartado Umtiti y Rafinha que, partiendo del rol de suplentes, han hecho lo que se esperaba de ellos: dar lo mejor de sí y competir por la titularidad hasta conseguirla. Incluso Cillessen ha demostrado merecer un sitio en la plantilla cuando se le ha requerido para la Copa. En cambio, con más o menos continuidad, ni André Gomes, ni Digne, ni Arda, ni Denis, ni Alcácer se han rebelado contra su condición de subalternos. Es paradójico que Aleix Vidal, ahora lesionado pero durante meses prácticamente apartado del equipo, le ha echado mucho más coraje para revertir su situación que algunos de los que sí han gozado de confianza. Y también es inevitable pensar, aunque eso con Luis Enrique es una causa perdida, que un joven de la casa como Aleñá estaría mucho más comprometido que alguno de los elementos del primer equipo que ha bajado los brazos. 

Sucede que, después de un esfuerzo físico y mental supremo como el que exigió la remontada contra el PSG, el entrenador entiende con buen criterio que debe dar descanso a algunos titulares y el resultado se resiente. Que quede claro que los teóricos suplentes no son los únicos culpables de la derrota en Riazor. A pesar del buen resultado que ha dado el cambio de sistema, no es la panacea para todos los males de un equipo que, cuando no está Neymar y Messi tiene un mal día, sigue careciendo de soluciones futbolísticas.

Pero ya no hay más tiempo, ni más margen. Llegados a 17 partidos -en el mejor de los casos- para el final de la temporada, a una distancia no insalvable pero sí notable del Real Madrid en la Liga y en fase de cara o cruz en Europa, ya no se pueden hacer más concesiones. El calendario es una locura pero, visto que en el armario hay poca ropa aprovechable, habrá que tirar con lo puesto.