Lo que está en juego

Rakitic respeta la decisión de Luis Enrique y habla maravillas de Unzué

Rakitic respeta la decisión de Luis Enrique y habla maravillas de Unzué / SPORT

Ernest Folch

Ernest Folch

No todo lo que está en juego es el marcador que vemos. Ni todo lo que se decide en estas jornadas es quién lidera la Liga. Hay más partidos dentro del partido. Tras el anuncio de la marcha de Luis Enrique, muchos entrenadores se examinan, a veces sin saberlo. Jorge Sampaoli, un gran entrenador que al principio estaba en todas las quinielas, cayó en desgracia definitivamente tras caer eliminado contra el Leicester contra pronóstico. Ernesto Valverde, que hasta hace muy poco era el principal favorito para ocupar el banquillo blaugrana la próxima temporada, perdió ayer posiciones tras la derrota del Athletic ante el Madrid.

Alguien dirá, con razón, que los análisis deben hacerse a largo plazo, pero en el fútbol la realidad se modifica inevitablemente en función de los acontecimientos. Esto es exactamente lo que ocurre con Juan Carlos Unzué, segundo de Luis Enrique y hoy el mejor posicionado para ser el próximo entrenador del Barça. El técnico navarro es el preferido del vestuario, como se ha visto esta semana con los apoyos públicos que ha recibido de jugadores tan importantes como Iniesta y Piqué, y cada día que pasa es visto como la solución más segura y menos traumática por parte de la directiva. Ahora bien: la suerte de Unzué, como la de los otros candidatos, está también condicionada por el comportamiento del equipo en este último tramo de campeonato.

Si el Barça demuestra estabilidad (es decir, que no volverá a repetirse una debacle como la de París) y que, más allá de los resultados, es capaz de reinventarse sin dejar de ser competitivo, entonces Unzué tendrá todos los números para liderar esta nueva etapa. El Barça es un club que tiende a ser conservador y que sabe que los inventos, como el del Tata Martino, no suelen acabar bien. El continuismo siempre es la primera opción, pero para confirmarlo hará falta que los jugadores demuestren con su rendimiento que hoy no hace falta ninguna revolución, sino simplemente una evolución. Continuidad o ruptura. Esto es lo que está en juego en los próximos partidos. Algo tan trascendente como los títulos que quedan por disputar.