ESTO ES LO QUE HAY

Parece que han escuchado a Piqué...

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Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Siete goles en dos partidos, después de una mala racha de empates y goles, solo tres en cuatro encuentros, han devuelto la confianza en el Barça y, lo más importante, la confianza de los jugadores en la esencia de su juego. Dijo Piqué, en su rol de líder, que el Barça debía recuperar su estilo, su esencia de juego, para seguir en la lucha por la Liga. También la actitud, pero eso ya no debería ponerse en duda. Pues bien, parece que alguien le ha escuchado, aunque también es cierto que el Barça está muy condicionado por el planteamiento de los rivales, que si le plantan cara arriba, le presionan, juegan con intensidad máxima y proponen una batalla física, le obligan a decantarse por el juego directo y el contraataque pues el control es complicadísimo en tales circunstancias. Por el contrario, si el adversario le cede la iniciativa y les espera con todo el equipo detrás del balón, entonces se desempolva el tiqui-taca.  

ESENCIA Y SOLVENCIA

En el Sadar se dio esta última circunstancia. Además, no estaba Neymar y su ausencia significaba menos velocidad, desequilibrio y uno contra uno. Luis Enrique, que por cierto ha trabajado alternativas tácticas tras los últimos tropiezos, como la de bajar a Busquets entre los centrales para tener superioridad en la salida del balón, puso en el lugar del brasileño a Arda Turan, toda una declaración de principios. El técnico intuyó que ese partido se tenía que ganar a base de toque y asociación y situó al turco de falso extremo para que arrastrara a uno o dos marcadores hacia dentro y dejara vía libre a las internadas de Alba. Así llegaron los dos primeros goles, con sendas asistencias del lateral a Suárez y Messi. El tercero ya fue marca de la casa Leo, o sea, un golazo. Total, 0-3, contundente pero corto por la capacidad de producción que tuvo el Barça, que en el primer tiempo tuvo cuatro ocasiones clarísimas, dos de Suárez, con un palo incluido, y otras dos de Messi de esas que no se suelen fallar. Pero lo que queda para la reflexión es que, recuperada la esencia, recuperada la solvencia.