El muro que nos separa de Valverde

Ernesto Valverde, entrenador del FC Barcelona, ha comparecido este viernes en rueda de prensa

Ernesto Valverde, entrenador del FC Barcelona, ha comparecido este viernes en rueda de prensa / Joan Monfort

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Me acuerdo perfectamente: se despidió de nosotros, bueno, es un decir, tampoco fue tan delicado, ni atento, no. Dijo “este verano estaré en La 

Escalerona”. Y todos nosotros, incultos, no todos, nos pusimos a buscar qué era eso, dónde estaba La Escalerona. Y, sí, es una de las zonas de las maravillosas playas de Gijón, concretamente de la playa de San Lorenzo, ¿no?

Y, a partir de entonces, de vez en cuando, me imagino a Luis Enrique paseando por la playa, pateando su arena o rocas, dejando la bici en el paseo, o preparando su kayak, ¡qué sé yo!, me lo imagino de fiesta todo el día, pendiente de su esposa e hijos, disfrutando de lo acumulado, que fue mucho y de forma muy justa.

Y, de pronto, me entero (o leo, sí, lo leí), que el Shanghai Shenhua, de China, claro, pretendía sus servicios. Juro (bueno, no es necesario ¿verdad?), que estuve a punto de llamarle. ¡Qué va, qué va!, es más fácil tener el móvil de Dios, que el de ‘Lucho’. Pero sí pensé en buscar la manera de ponerme en contacto con su entorno para recomendarle que no se fuese a China. ¡Ingenuo de mí! ¡Yo, dando consejos a Luis Enrique! Pero le hubiera contado que Gregorio Manzano le explicó a mi amigo Alejandro Vidal que el fútbol chino empieza a no ser de fiar, pues ya acumula los mismos defectos que tenía el fútbol español hace 30 años.

Bueno, el caso es que, mira por donde, ayer, cuando presencié la magistral conferencia de prensa de Ernesto Valverde en la Ciudad Deportiva ‘Joan Gamper’, me acordé de ‘Lucho’ y su manera de enfrentarse a los medios de comunicación, a los mismos periodistas, sí, sí, a los dos últimos de las teles generalistas estatales (me repito ¿verdad?) y sus preguntas pícaras. Y recuerdo el fracaso de Luis Enrique. Bueno, recuerdo que le daba igual la interpretación que hiciéramos de su actitud altiva y poco colaboradora. Por eso, cuando ayer oí al ‘Txingurri’ desmontar, tirar sobre la lona (es una metáfora, simpática, amigable, cariñosa) al periodista de la última pregunta, con un “no tengo ninguna duda que lo vas a lograr” cuando el informador dijo “perdona, voy a rematar la faena” de su predecesor, también enviado por Madrid, también sobre el Real Madrid, también sobre los 7 puntos de desventaja, también sobre la crisis blanca… me tiré al suelo y disfruté de lo lindo.

Y pensé que Luis Enrique debería ver más la televisión de lo que la ve. No sé, qué se yo, Barça TV, al menos, o el 33, que da las conferencia de la ‘Joan Gamper’ en directo ¡yupi! Pero si ‘Lucho’ volviese a conectarse al 

Barça, su club, se daría cuenta de que hubiese valido la pena haberle hecho algo de caso al bueno de José Manuel Lazaro, haber sido más dúctil, tener más mano izquierda, driblar, sortear, ridiculizar si fuese necesario (con argumentos o guiños) a los periodistas pícaros. O que se creen pícaros y solo hacen su trabajo, el solicitado. Como debe ser.

Se me dirá (y se me dirá bien, muy bien, con razón), que Valverde es líder, ha ganado cinco de cinco, está ahí arriba. No, perdóneme usted, ustedes, Valverde viene así de serie. Es un señor, un auténtico señor y de eso ya se ha dado cuenta el barcelonismo y hasta los más ‘tribuneros’, incluida la platea de la sala de prensa de la ‘Joan Gamper’. Les recuerdo que empezó perdiendo con el Real Madrid. Y perdiendo bien y mucho. Pero Valverde, contrariamente a ‘Lucho’, lo siento, sí, soy un oportunista, pero tenía ganas de volver al tema, sabe quién es, cómo debe de mostrarse y, sobre todo, y vital, fundamental, sabe a quién representa. Esa es la diferencia entre uno y otro.

Por eso ayer el ‘Txingurri’ escenificó una hermosa y real, muy real, paradoja. La que le coloca a él y a otros 18 equipos y entrenadores al otro lado del muro, en una realidad que es casi, casi, virtual. Valverde vino a decir, bueno, dijo, “perdónenme que, a veces, no sea capaz de contestar determinadas preguntas, pues yo vengo de la otra parte del muro y debo acostumbrarme a que aquí, en Barcelona, en el Barça, cada día que se empata es un drama… o, cuando ganas cinco partidos seguidos, todos piensan que vas a ganar (de calle) los 33 siguientes”.

Qué gran verdad: ser normal y vivir en el Barça. Imposible. Creer que en fútbol se puede ganar, empatar y perder. Y no pasa nada. No, sí pasa, sí. Ernesto, aquí se duda ya hasta de la flor de Zinedine Zidane, ese ‘alineador’ que, al final, pasó a ser, ya ves, el mejor entrenador del mundo, que el otro día se lió, la lió, quitando a Modric e Isco. Ya ves. Y no lo cesarán, no. Aún no.

Gracias por la lección, señor Valverde. O don Ernesto.