Luis Enrique, queremos un final feliz

Había una especie de consenso en que el mes de marzo de 2017 era el momento ideal para que Luis Enrique tomara la decisión sobre su futuro. Dejaba margen al club para buscar un sustituto y se terminaban las especulaciones en un momento decisivo para el equipo. 

El técnico asturiano no dejó pasar ni 24 horas del mes de marzo para tomarla. En una rueda de prensa, tras endosar seis goles a uno de los equipos que lleva en el corazón, Luis Enrique, sin convocatoria previa, sin premeditación y sin alterar su gesto anunció que al final de temporada dejará de ser el técnico del Barça.

Luis Enrique ha sido un técnico del Barça muy a su manera, a su estilo. Apostó por un equipo técnico joven y empezó con una máxima: Trabajo, trabajo y trabajo. Su sello ha sido el trabajo incansable y la huida del elogio. Empezó poniendo un triplete sobre la mesa que hizo acabar con cualquier especulación sobre si era el mejor elegido y fue creando un equipo a su imagen y semejanza. Ha conseguido montar un equipo en modo apisonadora, incansable que vive de destruir rivales y que no le incomoda metamorfosearse. La muestra más clara es que el día que ha anunciado su adiós ha jugado con un 3-4-3.

Llegó siendo él y ha anunciado su adiós siendo muy, muy, muy él. Le pidieron marzo, pues marzo ha sido. Aunque el Barça haya marcado seis goles y tenga por delante la eliminatoria que nadie ha remontado. Un precioso reto, para que Luis Enrique nos pueda dar el final más feliz posible.