Las reflexiones de Messi

Leo Messi, jugador del FC Barcelona

Leo Messi, jugador del FC Barcelona / sport

Xavi Torres

Xavi Torres

El pasado 15 de agosto y tras el partido de vuelta de la Supercopa de España en el Santiago Bernabéu, titulábamos en este mismo espacio: “¿Tendencia Kovacic?”. Nos preguntábamos si la fórmula Zidane de colocar a Kovacic como sombra de Messi iba a crear escuela. No hubo noticias con Quique Setién (Betis), Luis Zubeldía (Alavés), Quique Sánchez Flores (Espanyol), Pepe Bordalás (Getafe) ni José Luis Mendilibar (Eibar). Ni con Maximiliano Allegri (Juventus), en el estreno de la Liga de Campeones. Eso sí, seis victorias en el aspecto colectivo y once goles y seis palos, en el individual. Y en estas llegó Pablo Machín (Girona) y se acordó de Zidane.

El técnico soriano ordenó a Pablo Maffeo que el partido se convirtiera en un 10 contra 10, es decir, que marcara al hombre a Messi hasta aburrirlo. El resultado es claro: Messi solamente tocó 55 veces el balón, chutó una vez entre palos y otra, fuera; no marcó ni le dio a la madera y, como consecuencia de las maniobras del defensa catalán, jugó su partido más intrascendente. Eso sí, como el Barça ganó 0-3 hay que considerar que los objetivos de Machín no se cumplieron. Porque, que quede claro, cuando uno dibuja el partido en la previa lo que busca es la victoria del conjunto.

Minimizar los efectos del fútbol de Messi es algo que a todos los entrenadores les preocupa. Normal. Lo habitual en los entrenadores es ordenar un marcaje en zona y, muchas veces, acumular defensas para eliminar espacios. Es, también, lo más cómodo para el futbolista. Marcar al 10 exige mucha concentración, piernas rápidas y enérgicas y una extraordinaria mentalidad para aceptar el reto y no salir trasquilado. Zidane y Machín, gurús en sus vestuarios, encontraron sus armas en jóvenes hambrientos y valientes. Al futbolista, esta opción, le incomoda. Puede quedar señalado. Veremos cuántos entrenadores se atreven a cuestionar el bienestar de sus plantillas... (Sucede lo mismo con las defensas en linea. Hablan del lógico reparto de espacios en la zona defensiva pero estamos hartos de ver como un simple pase supera toda la linea defensiva. Y, claro, gol. Que ante ataques por el centro se mantenga la linea es lógico, pero ¡ni con balones ladeados vemos defensas escalonadas! Y así les va a algunos. Y a Messi, también. Su lectura del juego es única ante errores tácticos tan increïbles. Pero éste es otro debate).

Tras la operación Kovacic, Leo reflexionó. Y ante lo que se le vino con Maffeo, ofreció salidas tácticas al equipo que no se vieron en Madrid. Y ya debe estar pensando en su siguiente sombra y en las siguientes soluciones para el conflicto. En esto, también es único.