Bartomeu debe desmarcarse de Rosell

Bartomeu y Rosell, en una imagen de archivo

Bartomeu y Rosell, en una imagen de archivo / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

El mismo día que un juez declaraba prisión sin fianza por riesgo de fuga para Sandro Rosell otro juez exoneraba a Joan Laporta de la Acción de responsabilidad que el primero impulsó hace siete años. Es difícil imaginar un guión más cruel para Rosell y más feliz para Laporta. La sentencia de ayer es otro golpe para la entidad, en una ‘semana horribilis’ en la que un expresidente reciente termina entre rejas, el Supremo confirma la condena a Messi y en sede judicial se ratifica definitivamente que la acción de responsabilidad que se inició injustamente hace siete años y que ha costado un sinfín de sufrimiento para varios exdirectivos y sus familias no ha servido absolutamente para nada. O lo que es lo mismo: la justicia ha invalidado y dejado sin efecto aquella bochornosa asamblea de compromisarios en la que se envió a una parte del barcelonismo contra la otra, en una guerra civil tan cruel como innecesaria. En paralelo, el juez dictó ayer un durísimo auto de prisión contra Sandro Rosell en el que se apuntan inquietantes revelaciones. Independientemente del proceso legal, que debe seguir su curso, y de la imprescindible presunción de inocencia, en el auto del juez se describe cómo Rosell siguió operando con su empresa Bonus Sport Marketing (BSM) cuando era presidente el Barça a pesar de que afirmó varias veces que se la había vendido y no estaba operativa. Algo que por si mismo no es un delito, pero sí una traición al socio del Barça, a quien le explicó en campaña electoral el 2010 que se vendía la empresa para evitar “los conflictos de intereses.” A medida que pasan las horas se acumulan en el barcelonismo muchas preguntas y todavía más dudas. El Barça difícilmente podrá seguir esgrimiendo que la detención de Rosell nada tiene que ver con el club, básicamente porque el principal valedor de Sandro y de su presidencia, hasta la fecha, ha sido el propio presidente Bartomeu. Por eso el ambiente solo puede destensarse con una comparecencia del presidente del Barça en la que se desmarque definitivamente de Rosell. El dilema es evidente: deberá escoger entre su amistad o su credibilidad como presidente.