El Barça depende demasiado del azar

Messi exteriorizó así la alegría tras el 1-2 en el Calderón, el que hizo posible su victoria 400

Messi exteriorizó así la alegría tras el 1-2 en el Calderón, el que hizo posible su victoria 400 / Javier Ferrándiz

César L. Menotti

César L. Menotti

El Barcelona se entrega demasiado al azar. En el partido con el Atlético fue un factor importante. Antes el Barça era eficaz porque controlaba los riesgos del partido aun con su ambición y su iniciativa. Los manejaba a través de las estrategias. Hoy la estrategia depende demasiado de los esfuerzos individuales. Desde que decide cada acción depende mucho más de la ejecución individual que de la colectiva. El Atlético de Madrid controló muy bien el vértigo de Neymar. Incluso los intentos de Messi y de Suárez. Es lógico porque la estrategia del Atlético prioriza evitar el riesgo del rival. Pero cuando uno ve los protagonistas de uno u otro lado espera que cada equipo haga una apuesta mucho más ambiciosa de lo que hicieron Atleti y Barça.  El azar estuvo presente a favor del Barcelona con el gol de Messi sobre la hora. Sin duda eran muy importantes los tres puntos más que el empate que sacaba de la carrera por la Liga a los dos equipos.  

Escuché al Cholo decir que lo único que importa es ganar. Pero hay tristezas irreversibles. Una cosa es jugar mal y perder, y otra es ganar y jugar mal. Porque el resultado se transforma en una complejidad que aún o tienes resuelta. El Barcelona continúa ganando sin jugar bien. Y no controla lo que va a pasar mañana. Esta vez Luis Enrique probó con otro sistema táctico. Pero cada partido el Barça, a pesar de los triunfos, está obligado a repensar las estrategias, cuando se trató hasta no hace mucho de un equipo que siempre asimiló estrategias desde respuestas colectivas más que de respuestas individuales porque era su estilo de juego. Hoy hay una confusión difícil de resolver en la urgencia de resultados. El equipo culé ofreció respuestas en la cancha que se asemejaron más a las respuestas que puede dar un equipo como el Atlético que las que podría dar un equipo como el Barça. Y ese gol sobre la hora de Messi no le daba posibilidades. 

El azar juega no solo en el fútbol sino en la vida de las personas. Y tiene su complejidad. Messi resuelve el partido en un final que te desarma, no te da tiempo a discutir nada. Como un partido no se resuelve con otro partido, en la vida el éxito es temporario cuando se pierden las formas. Si ganas un campeonato del mundo, tienes 30 días para volver a jugar. Si pierdes, tienes cuatro años. Y si pierdes un partido de Liga tienes posibilidad de recuperarte la semana siguiente. Lo grave de este Barcelona es que acepta el resultado desde muchos lugares. Y hay cierta resignación y tristeza en la pérdida de las formas. No jugó mejor que el Atleti y ganó. En una semana tiene que volver a jugar y la tristeza y la preocupación continuarán. Seguirán en Champions y en Liga. Juegan con confusión. No me corresponde opinar sobre el porqué Luis Enrique cambió el sistema táctico. Sí opino que dentro de la cancha defendió muy mal y tuvo fortuna. Perdió el manejo geográfico que antes era un arma mortal. No controló ninguno de los sectores del campo, que parece inmenso para este equipo. El Atleti ganó en jugadas de peligro porque te abruma su verticalidad. No me parece que el árbitro influyera en el desarrrollo del partido. Si en la repetición nos cuesta ver dos o tres veces la intención de su fallo es porque tenía razón. 

Es comprensible que al Atlético le guste interferir. Es su estilo. Pero por varios tramos del partido tuve la sensación de que quien proponía el juego era el Atleti y no el Barça, cuando ha sido casi siempre al revés. El Barcelona sale ileso pero no molesto. No encuentra las formas aunque el adversario tenga menos caudal de futbolistas. Y la tristeza es doble. Aun ganando duele más. Si este partido hubiese sido el tercero de Liga, da plazos para recuperarse. Pero se trata de una etapa decisiva de la Liga. Por eso los jugadores festejan. Porque es complejo. Pero no creo que en la intimidad se engañen. No están conformes. No jugaron bien y pudieron perderlo y lo saben. Siguen en carrera sin merecerlo. Está claro que es peor perder mereciéndolo. Y lo mejor es ganar mereciendo ganar. Pero es sospechoso ganar por casualidad. El Barça debe recomponer ideas. Recuperar la manera de achicar la cancha. No es inteligente jugar en cien metros para un equipo que no se caracteriza por su combatividad.