natación sincronizada - Preolímpico de Río de janeiro

Desincronizadas

La selección española se quedó sin billete olímpico en equipo, algo que no ocurría desde Sydney 2000. Es momento de reflexionar y analizar qué es lo que ha ocurrido desde entonces para haber llegado a este punto

Las chicas se han quedado fuera de los Juegos

Las chicas se han quedado fuera de los Juegos / sport

Àngels Fàbregues

No hay que esconder el fracaso de la natación sincronizada española tras no clasificarse para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro con su quinta plaza en el Preolímpico. Era cierto que la clasificación estaba complicada, pero el nivel del equipo de Esther Jaumà tendría que ser el suficiente para estar en la cita olímpica. España acabó quinta con 178.8970, mientras que ganó la Ucrania de Anna Tarrés con 186.7855, superando a Japón contra pronóstico (186.7330), tercera acabó Italia con 181.7487 mientras que Canadá también superó a las españolas con 181.0348. Francia y Chile cerraron la clasificación.

ANÁLISIS Y AUTOCRÍTICA TRAS LA DEBACLE

Se ha trabajado y mucho, doy fe de ello, pero quizás no en la dirección correcta. Habrá tiempo para buscar dónde se ha fallado y cuál es el camino a seguir de cara al futuro. La frustración que comporta esta ‘derrota’ debería revertirse en análisis y autocrítica y buscar soluciones para estar en Tokio 2020 entre las mejores. El prestigio de la selección española debe volver a ser máximo.

CAMBIOS EN EL EQUIPO QUE NO AYUDAN

La marcha primero de Gemma Mengual –aunque a posteriori ha regresado– y la destitución posterior de Anna Tarrés fueron los primeros tambaleos de los cimientos. Siguió la marcha de Andrea Fuentes, de Thais Henríquez, de Marga Crespi... todas ellas nadadoras importantes que tenían un gran peso. La regeneración es pura lógica, hay que rejuvenecer al equipo para seguir en la elite, pero a las jóvenes les ha faltado tiempo para estar al nivel de las veteranas. El deporte de alto rendimiento no entiende de, precisamente, tiempo y exige el máximo desde el minuto uno. 

DECISIONES CONTROVERTIDAS EN EL EQUIPO

Pese a que se han solucionado los problemas, la dirección técnica no siempre ha sido una balsa de aceite. La falta de buenos resultados ha instalado nervios y controversia entre las entrenadoras y ello se ha proyectado en el equipo en algunos momentos. Los cambios de pareja en el dúo tras la marcha de Andrea Fuentes, primero con Marga Crespí, después con Paula Klamburg, combinación de ésta última con Clarita Camacho y finalmente con Gemma Mengual fueron detonantes. 

TODO EL MUNDO TRABAJA MUCHO Y CRECE

La natación sincronizada es un deporte en crecimiento. Es goloso por su condición de olímpico y muchos países se han volcado y destinado grandes esfuerzos para intentar conseguir por ahí medallas olímpicas prohibidas en el tartán o en la piscina de 50 metros. De ahí que cada vez haya más recursos para la sincro en Ucrania, Italia, Japón o Canadá, con fichajes de entrenadoras de renombre que se rodean de equipos muy potentes para trabajar las coreografías, músicas, preparación física, diseño de bañadores... En competición de alto rendimiento nadie perdona nada. España desplazó en su momento a países como Francia, Estados Unidos o Canadá y ahora es la propia España la que se ve desplazada por Ucrania, Japón o incluso Italia.

LA SOMBRA DE ANNA TARRÉS Y SU ÉXITO CON UCRANIA

La polémica marcha de Anna Tarrés marcó un antes y un después en el equipo español de natación sincronizada. ¿Qué hubiera pasado si Tarrés hubiera seguido en el equipo? Nunca se sabrá. Probablemente el equipo sería otro. Nadadoras de peso se hubieran marchado pero la entrenadora catalana habría seguido con su estilo ‘tiránico’ para forjar nuevos talentos. Era obligado rejuvenecer al equipo y ello requiere unos años hasta volver al nivel de excelencia. La presión con la que comenzó el actual equipo con Esther Jaumà como seleccionadora ha sido muy alta desde el cese de Tarrés. Se le exigió “la medalla de oro”, en boca del presidente de la Federación Española, Fernando Carpena, desde el minuto uno y no solo no se ha conseguido sino que se ha dado un paso atrás. Por si ello fuera poco, Tarrés fichó como asesora de Ucrania –aunque ejerce de entrenadora– y en el Preolímpico ha conseguido la primera plaza. Ella sí estará en los Juegos de Río. El conjunto español se marcha llorando de Río –al margen de la clasificación del dúo Carbonell-Mengual– y Tarrés regresará allí en verano sonriendo. Así es el deporte. Pero el equipo español no puede lamentarse mucho tiempo. Ha de reaccionar ya. 

Tomar decisiones, ver qué hacen los demás y trabajar mucho un aspecto muy importante en este deporte: darse a conocer internacionalmente, entrar en lo ‘lobby’ de la natación sincronizada y moverse en él para que los jueces, que suelen apelar a la subjetividad, no maltraten al equipo español como ocurrió en el concurso de rutina técnica de equipo. Así funciona esto.