MI VERDAD

La huida hacia adelante de Josep Maria Bartomeu

El Barça afronta unos meses donde las incógnitas son tan grandes como los temores

El Barça afronta unos meses donde las incógnitas son tan grandes como los temores. / sport

Josep Maria Casanovas

BUENA NOTICIA. Golpe de teatro en el Barça. El presidente Bartomeu cambia la hoja de ruta y decide anunciar elecciones a final de temporada. Contra su deseo personal, contra la voluntad de seguir en el cargo hasta el 2016, se ve obligado a mover pieza para intentar frenar la crisis institucional que vive el club. Es una buena noticia porque contribuirá a aclarar la situación, pero también una huida hacia adelante del presidente, el reconocimiento de que esta junta está desbordada por los problemas y es incapaz de cumplir el mandato. La triste derrota de Anoeta, el cese de Zubi, la marcha de Puyol y el divorcio entre Messi y Luis Enrique han provocado en 48 horas un tsunami de tal intensidad que ha cortado las alas a la directiva. Para intentar remontar el vuelo, Bartomeu ha dado una patada adelante a la crisis y decide jugárselo todo en las urnas con la esperanza de que los resultados le salven. Todo lo fía a la pelotita. Si se ganan títulos tiene posibilidades de continuar; si no es capaz de enderezar el rumbo y suman otra temporada en blanco, mejor que no se presente. La noticia de las elecciones dejó en segundo plano las pobres explicaciones del cese de Zubi (“le perdí la confianza”) y el mal rollo que hay entre Messi y Luis Enrique. Cuando confesó que había hablado con los dos, no hizo otra cosa que confirmar que es consciente de las divergencias surgidas entre ambos. Messi es mucho Messi y Luis Enrique se ha enrocado en su tozudez y soberbia como dejó claro en sus declaraciones de ayer. Mal asunto.

INCOGNITAS Y TEMORES. La teoría de Bartomeu es que convoca elecciones para rebajar la tensión y el ruido. Se equivoca en el análisis. El ruido y la tensión no los crea el entorno, es una consecuencia de los errores de gestión que comete el club y del mal juego del equipo. Si no existiera la sanción de la FIFA, si Zubi no hubiese sido despedido deprisa y corriendo, si el equipo fuera líder, si Luis Enrique tuviera mejor relación con los jugadores, no habría ruido y no hubiese tenido que convocar elecciones. La mayoría de socios no piensa que las cosas vayan bien como dice el presidente, prueba de ello son las encuestas en las que pierde por goleada. Tampoco ayuda a calmar la situación que el entrenador acuse al presidente con una crítica de las que hacen daño: “La marcha de Zubi me debilita”. A partir de ahora, más que nunca, todo depende del marcador. Desde la continuidad de Luis Enrique al futuro de Bartomeu. Sin olvidar lo que pueda pasar por la cabeza de Messi, que ya dijo no hace mucho que el fútbol da muchas vueltas. En definitiva, el Barça afronta unos meses donde las incógnitas son tan grandes como los temores.