MI VERDAD

Antiviolencia quedó en antinada

La afición del Athletic también se hizo sentir en el Camp Nou

La afición del Athletic también se hizo sentir en el Camp Nou / sport

Josep Maria Casanovas

SIN MOTIVO NI RAZÓN. Tormenta en un vaso de agua. Los pitos al himno español quedan en un simple expediente. Las amenazas de sanción se las lleva el viento. La comisión antiviolencia no se atreve a ir mas allá del sentido común. Antiviolencia queda en antinada. Los políticos del PP no consiguen convertir lo sucedido el sábado en el Camp Nou en una cuestión de estado. Ni hay motivo ni hay razón. Una sentencia del 2009 de la Audiencia Nacional dictaminó que los pitos a los himnos están amparados por la libertad de expresión. Los clubs en ningún caso pueden ser responsables de lo que hagan los aficionados. Tampoco se pude imputar a la Federación aunque fuera el organizador del partido. Los insultos y provocaciones lanzados desde la caverna mediática en las tertulias post-partido se caen al pozo de la envidia. Es una vergüenza que algunos medios priorizaran la pitada al himno sobre la victoria del Barça. El problema es que les duele tanto el triunfo de Messi y compañía que tienen que inventarse historias rocambolescas para ocultar su disgusto. Convertir la pitada en el ‘leit motiv’ de la final de Copa es un argumento de perdedores. El expediente abierto ayer para que la Fiscalía investigue el tema tampoco conduce a ninguna parte. Si quieren evitar el ridículo, mejor dar carpetazo a la cuestión antes de que se convierta en una disputa política.

UN 10 PARA LAS AFICIONES. Nos negamos a seguir escribiendo de la pitada. Mejor buscar el lado positivo de las aficiones que dieron una lección de deportividad y pasión en las gradas. Tan pronto comenzó a rodar el balón, los jugadores fueron protagonistas en el césped y los aficionados se hermanaron en las gradas. Nada de violencia, nada de agresividad, nada de problemas. Alegría, buen comportamiento y solidaridad. Los vascos dieron una lección de animación y buen rollo conscientes del papel que jugaba su Athletic frente a un Barça imparable. Los culés disfrutaron de lo lindo con el gol inicial de Messi que puso la autopista al éxito. La pitada duró un minuto. El hermanamiento de las dos aficiones hora y media. Las gradas fueron un espectáculo de color y diversión, el complemento ideal para que la Copa tuviera el marco que merece una finalísima. Queremos resaltarlo en positivo. De lo contrario parece que la pitada haya sido lo más importante cuando al final ha quedado en simple anécdota.