LA OPINIÓN

Bartomeu, presidente de la unidad

El socio del Barça ha elegido a Josep Mª Bartomeu por mayoría absoluta. Su decisión no deja lugar a dudas: quiere un presidente fuerte, un presidente que ha de ser el presidente de todos

Bartomeu, presidente del FC Barcelona

Bartomeu, presidente del FC Barcelona / sport

Joan Vehils

Una vez más el principal vencedor de la jornada de ayer es el socio del Barça. La presencia en las urnas de 47.270 socios, en pleno 18 de julio y con un calor insoportable, demuestra que el Barça es un club vivo, pasional y sobre todo democrático. El segundo ganador es, sin duda, Josep Maria Bartomeu y todos los miembros de su junta directiva. Bartomeu decidió adelantar las elecciones en el mes de enero por el bien del Barça. Lo hizo a contracorriente pero acertó. Tanto es así que por pensar primero en el Barça, el principal beneficiado ha sido él mismo. Ahora, ya es un presidente electo. Finalmente, en tercer lugar, hay que felicitar al presidente de la Junta Gestora, al director general del club y a todos los ejecutivos y trabajadores de la entidad por el excelente trabajo realizado estos últimos días y especialmente durante toda la jornada electoral. Ayer, el FC Barcelona fue un magnífico ejemplo de ejemplo de organización y de entidad democrática.

De Cruyff a Puyol... Dicho esto, a partir de hoy y durante los próximos seis años, Bartomeu tiene ante sí muchos retos que pueden cambiar la historia del club. Al margen del Espai Barça, de la remodelación del estadio, de fichar a nuevos cracks, de reactivar La Masia y de seguir trabajando para mantener el club sostenible, el nuevo presidente debe fijarse como objetivo prioritario, el de la unidad de los barcelonistas. Durante toda la campaña, Bartomeu ha presumido de ser un hombre con un talante cordial, tranquilo, próximo, ajeno a los conflictos y pactista. Si es así, que lo es, y con la fuerza moral de ser un presidente electo, hoy mismo debería empezar a desactivar los ‘ismos’. No es tarea fácil pero tampoco labor imposible. Eso sí, hay trabajo por delante, ¡y mucho! El primer caso que hay que estudiar bien es el de la acción de responsabilidad que todavía colea y sigue dividiendo a muchos barcelonistas. Aprovechando que las urnas han castigado profundamente al laportismo, sería el mejor momento para tenderle una mano. Otro de los objetivos obligados de Bartomeu es el de tener más cerca a Cruyff y Guardiola. Ahora que ya es presidente por sus propios méritos y la sombra de Rosell empieza definitivamente a desaparecer, Bartomeu tiene que realizar alguna aproximación con los dos mejores entrenadores de la historia del club. No hace falta que de la noche a la mañana se hagan íntimos amigos pero el presidente del Barça debe poder descolgar el teléfono y consultar los temas deportivos a cualquiera de estos dos mitos. Tampoco es cuestión de estar a las órdenes de ninguno de ellos pero un buen consejo siempre es bienvenido. Si lo consigue, aunque sea poco a poco, también estará ayudando a extingir el laportismo y rosellismo y el club habrá hecho otro paso hacia la unidad. Luego, hay que seguir cosiendo nuevas redes para recuperar a otros símbolos del barcelonismo. Puyol y Xavi deben ser los nuevos Rexach y Fusté. Ninguno de los dos se puede escapar. A los veteranos hay que cuidarlos pero a dos de los capitanes más grandes de la historia del Barça hay que mimarlos. Puyol y Xavi deben ser permanentemente los embajadores del Barça. Más tarde, si quieren, podrán optar a ser entrenadores, directores deportivos o presidentes. Que hagan lo que quieran pero que estén siempre cerca de Barça. Lo dicho, Bartomeu solo podrá gobernar el club con una cierta tranquilidad si se propone ser el presidente de todos.

El presidente y los jugadores. El presidente del Barça es el único que debe mandar en el club. A los cracks hay que cuidarlos pero nunca se puede perder la autoridad ante ellos. A Messi hay que dejarle que siga siendo el amo dentro del terreno de juego pero fuera hay que darle todo lo necesario para que sea feliz. Es verdad que el dinero es una parte esencial para que los futbolistas se sientan contentos en un club pero el cariño también es muy importante y en algunas ocasiones hasta decisivo. A partir de ahora, los grandes futbolistas siempre deberían abandonar el club como lo hizo Xavi. Es decir, por la puerta grande y con una merecido homenaje por parte de la afición. Lo mismo ocurre con el entrenador. Al máximo responsable del vestuario hay que respetarlo y dejarle trabajar en paz pero a su vez también hay que exigirle que cumpla las normas básicas de la entidad que representa. En este aspecto, seguro que Bartomeu sabrá encontrar el punto de equilibrio con Luis Enrique. De momento, con la renovación exprés que se ejecutó antes de dimitir ya demostró que entre los dos hay un buen ‘feeling’.

El espai Barça. Los socios del Barça ya habían aprobado hace tiempo y por referéndum el Espai Barça. Se trata del cambio urbanístico más importante desde que se inauguró el Camp Nou. Muchos años de obras con las consiguientes molestias a los socios y mucho dinero que invertir. En este sentido, Bartomeu se ha ganado la merecida fama de ser un hombre justo y metódico pero deberá rodearse de los más fieles colaboradores para evitar cualquier tipo de problema que pudiera ponerle en entredicho. 

Independencia política y económica.Bartomeu también también ha presumido de que su junta directiva se ha mantenido independiente de los intereses políticos, económicos y mediáticos. Esperemos que lo siga siendo. En el apartado político, el Barça representa a Catalunya y la entidad azulgrana solo puede ir alineada con lo que ocurre en el país, en el aspecto económico no se puede caer en la tentación de dejarse dominar por los patrocinadores. Qatar ha ayudado mucho al Barça pero ahora, a falta de unos meses para renovar el contrato, es un buen momento para analizar en profundidad si hay que cambiar de sponsor sin perder muchos ingresos económicos o, por contra, seguir luciendo el nombre de Qatar en el pecho de la camiseta. No es una decisión baladí y en la próxima Asamblea habrá que explicar muy bien a los socios la propuesta que finalmente se proponga. Luego, una vez votada democráticamente, los socios deberían cerrar el debate. Respecto a la dependecia mediática no hace falta decir que la única manera de estar bien con todos los medios es tratarlos a todos por igual. Y no solo eso, también hay que asumir la crítica. Algo, por cierto, que Bartomeu a diferencia de sus antecesores, sabe hacer. 

Discurso para el optimismo. Las primeras palabras de Bartomeu como presidente electo son un mensaje claro e inequívoco hacia esa unidad del barcelonismo: “Queremos que el Barça sea un lugar común para todos, porque juntos y unidos seremos más fuertes”. Y luego, un guiño a todas las tendencias a través de un símil: “Sudaremos la camiseta como lo han hecho Puyol, Xavi, Abidal o Messi”. Palabras y nombres pensados estratégicamente. Un discurso para el optimismo que debe ser, a partir de ahora, un compromiso inexcusable. Por la parte del presidente, de Bartomeu, pues, perfecto. No tanto así de la oposición, centrándola en Laporta, pues Benedito y Freixa estuvieron impecables. Pero Laporta se fue sin felicitar al vencedor y dejando un discurso preocupante. No encajó bien la derrota, pero Bartomeu, insisto, ha de ser generoso.