ESTO ES LO QUE HAY

Imputando, que es gerundio

Rosell puede salir perjudicado por el 'caso Neymar'

Rosell puede salir perjudicado por el 'caso Neymar' / sport

Joan Mª Batlle

Es una pena pero es así. Los mejores años de la historia del Barça, con un equipo supercampeón y el mejor futbolista del mundo, son también los más convulsos a nivel institucional. Hoy, que lamentablemente la noticia es la imputación del presidente del club, me atrevería a decir que esta pesadilla es consecuencia de los muchos años que los egos y los ismos de los propios barcelonistas llevan imputándose entre sí. Por buscar un punto en la historia, podríamos remontarnos a la moción de censura de Laporta a Núñez. Aquello partió el barcelonismo en dos y años después se la devolvieron a Laporta de forma más sibilina e indirecta. ¿Quién había detrás? Los imputados siempre imputaron a Rosell como ideólogo y pagano de la moción, y cuando Rosell subió al poder no tardó en imputar al presidente saliente vía Acción de Responsabilidad que todavía dura. De aquellos barros nacieron estos lodos. Personas interpuestas, denuncias de socios y ‘caso Neymar’.

De nuevo, ¿quién hay detrás? Imputadores e imputados malfiándose y el Barça, perjudicado. El ‘caso Neymar’ ha imputado, judicialmente, que es lo malo, a un expresidente y al presidente actual. Y le ha costado al club 13 millones, que serán más con las multas que vendrán. Escuchando ayer a Bartomeu parece que no pase nada. Y sí pasa... ¡mucho! Ya no cuela echarle la culpa a manos negras y conspiraciones judeomasónicas. El imputando, que es gerundio, ha invadido los despachos del club y también los de la oposición de cada época que se mueve por odio. Y quiero subrayar “de cada época” porque todos son iguales, todos son culpables de este delirium tremens.

Dicho esto, el Barça no puede permitirse tener a un presidente imputado judicialmente. El fichaje de Neymar no costó 57 millones como le dijeron al socio. Y según el juez, tampoco los 86 que reconoció Bartomeu rectificando a Rosell, sino 94,8. Tantas mentiras no se aguantan y todo, por no hacer bien las cosas desde el principio. ¿Hubiera pasado algo si se cifra el traspaso en 90 millones como se cifró en 81 millones el de Suárez el pasado año? ¿De qué tenían miedo, qué pretendían esconder? Estas preguntas sin respuesta convincente son la madre de todas las imputaciones, la que más le duele al barcelonismo.