Cuando todo depende de Messi

COMO UNA FINAL. Otra vez la Liga, otra vez las cuatro de la tarde, otra vez un rival de esos incómodos antes los que no se gana la Liga pero se puede perder, y más en las condiciones que lo enfrenta el Barça, a cuatro puntos del líder. Un partido, en definitiva, peligroso que bien harán los blaugrana en no confiarse. En este sentido, el mensaje que dio ayer Luis Enrique no puede ser más acertado e inequívoco: solo vale ganar. 

Pero una cosa son las palabras y otra, los hechos. Veremos qué alineación presenta el entrenador. Este sí será un mensaje auténtico a sus jugadores. Y otra realidad, ahora mismo, todo depende del marcador; o sea, del equipo y en definitiva de Messi. La Liga está a cuatro puntos y por lo tanto ya no caben más despistes, pero, claro, después de ver el último partido ante el Málaga quedó ya preocupantemente claro que si no aparece Messi no aparece nadie más. Afortunadamente, se rectificó en Manchester, donde Suárez firmó la victoria, pero queda por ver si el protagonismo decisivo de los otros cracks se convierte en habitual.

Mientras tanto, todos a mirar a Messi. El futuro de Luis Enrique y Bartomeu, y por extensión de todos los ejecutivos del club, está en sus manos, en su cabeza y en sus pies. A partir de ahora, en cada partido se jugará el futuro inmediato de la entidad. A las puertas de unas elecciones, tanto el entrenador como el presidente están colgados del marcador. Luis Enrique sabe que no seguirá si no logra, como mínimo, un par de títulos. Y lo de Bartomeu todavía es más angustioso, con la espada de Damocles del juicio del ‘caso Neymar’ sobre su cabeza, solo los títulos pueden salvarle. Y decir títulos es decir fútbol y decir fútbol es decir Messi. En Granada todos tienen su primera final y hay que jugarla como se le jugó al Manchester. Esta y todas las que faltan, que son un montón.