70 años de la liberación

El fútbol que murió en Auschwitz

Este 27 de enero se cumplen 70 años de la liberación de Auschwitz, uno de los campos de concentración más terroríficos de la Alemania Nazi en que perecieron tres personajes míticos del fútbol europeo

Julius Hirsch

Hirsch, en el centro de la fila de abajo, fue un ídolo en Alemania antes de perderlo todo y morir por ser judio / sport

Jordi Blanco

Entre el 20 de mayo de 1940 y el 26 de enero de 1945 se calcula que 1,2 millones de personas perdieron la vida en Auschwitz, el campo de concentración y exterminio construido por el régimen de la Alemania nazi tras la invasión de Polonia al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Entre las miles de historias personales que se produjeron en aquel lugar de horror hubo la de tres personajes ligados al fútbol, que pasaron de la consideración de héroes a simples desheredados por su condición de judios. Y que murieron olvidados entre las alambradas de aquel infierno helado.

Este 27 de enero se cumplen 70 años de la entrada en del ejército ruso en Auschwitz, donde los soldados, habituados a una guerra cruel, descubrieron con espanto las condiciones en que se hallaban los apenas 7.000 prisioneros que lograron rescatar con vida.

Entre ellos ya no se encontraba Julius Hirsch, alemán nacido en Achern en 1892 y que pasó de ser considerado un héroe futbolístico y nacional en Alemania a convertirse en un apestado. Procedente de una familia de clase media judia, Hirsch destacó muy pronto entre los jóvenes del club de su vida, el Karlsruher, con el que debutó a los 17 años. Delantero de escasa presencia física, su velocidad le convirtió en un extremo prodigioso que tomó parte en la selección alemana que disputó los Juegos Olímpicos de 1912 y cuya carrera se truncó por su decisión de alistarse en el ejército alemán en la Primera Guerra Mundial. En el campo de batalla murió su hermano y de allí regresó él con honores y la condecoración de la Cruz de Hierro.

Siendo el primer judio que había defendido la camiseta de la Mannschaft (la selección germana), en 1923 se retiró y pasó a entrenar a los juveniles del Karlsruher, siendo considerado como el personaje más destacado y amado del club en toda su historia... Hasta que diez años después comenzó su calvario. "El amor que le tenía a este equipo al que he pertenecido desde 1902 ha desaparecido radicalmente. Quiero que quede claro el daño que nos está haciendo la nación alemana a un conjunto de personas decentes que hemos demostrado nuestro cariño a este país, incluso dando nuestra sangre por él" escribió a modo de despedida, cuando el régimen de Adolf Hitler marcó y apartó a los judios.

Escapó con su familia a Francia y tras abandonar a su mujer e hijos saltando de un tren en marcha para evitar que fueran relacionados con su condición de judio fue apresado por la Gestapo y enviado a Auschwitz en 1943. El héroe ya era invisible. Y allí, en unas condiciones terribles, acabó su vida. En una fecha sin determinar. Su hija Esther, superviviente del Holocausto, encontró su nombre en la relación de personas muertas en aquel lugar y le devolvió el honor.

Al cabo de muchos años, en 2005, la Federación Alemana (DFB) otorga el premio Julius Hirsch a los aficionados germanos que se hayan destacado por su lucha contra el racismo y discriminación.

ARPAD WEISZ

El segundo personaje de esta historia es Arpad Weisz, nacido en Hungría en 1896. Su gran calidad futbolística le llevó a ser captado por el Alessandria italiano y tras retirarse en el Inter en 1926 pasó a convertirse en uno de los mejores entrenadores de la época. Fue él quien descubrió y dio forma al gran Giuseppe Meazza y quien revolucionó los sistemas de entrenamiento en la Italia de los años 30. Fue quien dirigió al Bolonia que una tarde de 1937, durante la Exposición Universal de París, goleó al Chelsea por 4-1 para convertirse en portada en toda Inglaterra y fue Benito Mussolini quien en 1938 ordenó su destitución y le apartó de toda actividad.

Judio y maldito en Italia, Weisz huyó con su familia a Holanda y convirtió a un modesto Dordrecht en la sensación del fútbol en el país, plantando cara al todopoderoso Feyenoord y recuperando una paz que acabó abruptamente el 15 de mayo de 1940, cuando el ejército alemán ocupó Holanda. Escondido en casas de familiares de sus futbolistas, su familia fue denunciada por un colaborador de los nazis en agosto de 1942 y trasladada al campo de Cosel dos meses después. Allí murieron su esposa Elena y sus hijos Roberto y Clara, en la cámara de gas, antes de que él fuera trasladado a Auschwitz.

Y el 31 de enero de 1944, el hombre que descubrió a Meazza, que implantó en Italia el sistema WM, que impuso la contratación de un jardinero para que cuidara el césped del estadio del Bolonia y que fue aclamado por todo el Calcio, fue encontrado muerto.

EDDY HAMMEL

El tercer protagonista nació en Nueva York en 1902 y fue el primer futbolista judio de la historia del Ajax, un club marcado por la herencia  judía, puesto que Amsterdam fue el hogar de la mayoría de los 150.000 judíos que vivían en Holanda antes de la Segunda Guerra MundialHammel se trasladó con su familia a Amsterdam siendo un niño y comenzó a jugar en las categorías inferiores del Ajax hasta que en 1922 debutó en el primer equipo.

Hasta su retirada en 1930 fue un destacado lateral o extremo derecho que se convirtió en ídolo de la hinchada, tanto por su condición como por su rendimiento. Personaje muy popular que jugaba con los veteranos del Ajax, su vida empezó a truncarse también con la ocupación nazi en mayo de 1940 y después de vivir cerca de tres años oculto, el 18 de enero de 1943 fue trasladado en un tren hacia Auschwitz. Y el 30 de abril perdió la vida en la cámara de gas del campo de exterminio en Polonia.

Este es un reportaje que recuerda la vida y tragedia de Hirsch