La Pañolada

Regreso al futuro

Sandro Rosell, ex presidente del FC Barcelona

Sandro Rosell, ex presidente del FC Barcelona / sport

Ernest Folch

Fin del rosellismo. La era que se abrió con una vergonzante asamblea convertida en un juicio sumarísimo finiquitó felizmente este martes con la sentencia que certifica la inocencia y los números positivos de la perseguida junta anterior. De golpe, la directiva actual se ha quedado a la deriva, desnuda y sin relato. Porque basta con recordar ahora que se construyó un monumental cuento de hadas que decía así: el Barça está arruinado y nosotros lo hemos salvado. Se envió el club a una guerra inútil y se institucionalizó la venganza. Se explicó que había unos buenos que arreglaban la gestión de los anteriores malos. Y se fabricó el espejismo de un club en quiebra que justificaba desde el patrocinador de las decapitaciones del Estado Islámico en la camiseta hasta cargarse secciones, todo aderezado con la cómica demagogia de que ya no se podían hacer fotocopias en color. Lo peor es que ahora ya sabemos que este circo demencial afectó también al equipo: la energía del club se dirigió a luchas intestinas vengatorias en lugar de preservar el tesoro que se heredó. Se humilló a Cruyff, se dejó Guardiola a la intemperie hasta que se fue hastiado y el proyecto entró definitivamente en barrena tras el fichaje del Tata, otra genialidad de Rosell. Aquella junta que tenía las ideas tan claras para vengarse en los despachos se quedó sin ninguna ideología en el campo, y el resultado es que incluso Xavi felicitó el otro día por SMS a la junta exculpada, para certificar que ya nadie empatiza con los vengadores. Es de esperar que la junta descarte hoy un recurso denigrante. Pero un gesto de paz ahora ya no basta: urge saber por qué se nos ha engañado durante tanto tiempo. La primera pregunta podría ser para el ideólogo Javier Faus: ¿sigue usted sosteniendo lo que dijo en la asamblea de la vergüenza?: “No sé si se han llevado dinero, lo que si sé es que el Barça hoy es más pobre”. De momento, el único presidente que ha dado explicaciones se llama Joan Laporta. Regresamos al futuro.