Ha sido titular en siete de las ocho veces que Pep ha usado el sistema

Thiago, el guardián del 3-4-3

Thiago se ha destapado como un activo defensivo clave en el engranaje del Barça con tres atrás

Dídac Peyret

Carrilero. Interior. Mediocentro. Enganche. Extremo. Falso nueve. Thiago es el comodín de Pep. “No le importa jugar en campos grandes o pequeños. Es atrevido, se gusta, se siente guapo. Tiene la autoestima suficiente para jugar en muchas posiciones y se nota en el campo”, sostiene el técnico.

Al mayor de los Alcántara le colgaron la etiqueta de artista, de jugador desordenado por lo general, pero se ha destapado como un futbolista total. En cada encuentro ha ajustado más su juego de `futsal¿ al `menos es más¿ del Pep Team. Pisar el balón es un segundo perdido. Un toque, dos toques y pase. En el último arrebato `cruyffista¿ de Guardiola ¿rescatar el 3-4-3 del fútbol oranje¿ Thiago se ha vuelto un imperdible. Ha participado en los ocho encuentros y ha sido titular en siete.

Pep le ha encomendado a menudo un trabajo menos vistoso, un perfil de ida y vuelta, muy exigente en lo físico. Y Thiago se ha reinventado a lo grande. Ante el Milan se acercó a los 11 kilómetros; solo Xavi (11.290) conoció mejor los rincones de San Siro. Especialistas como Keita y Busquets corrieron menos. Tampoco Cesc superó al hispanobrasileño. En los últimos tiempos apenas pierde balones y es habitual interceptando las transiciones rivales. A Thiago le puede la genética. Su evolución está llena de guiños al juego de Mazinho. Es un talento natural pero un activo defensivo de primer nivel.

En la competición doméstica ya es el séptimo en recuperaciones (53) del equipo y el tercero de los mediocampistas solo superado por Busquets (56) y Keita (57). “Es un jugador que está creciendo mucho, se ha convertido en un jugador importantísimo para nosotros”, recalca Puyol. Y es que hay pocos jugadores del primer equipo con su nivel de impacto y participación en el juego. Así lo dicen los números: es el cuarto en acciones y un 56¿5 de las jugadas que inicia son tras robo al contrario. Su nivel de precisión en el pase es demoledor, pues es capaz de sumar 901 pases de los cuales solo 81 son malos.

Su ajuste al fútbol de élite no ha ensombrecido una de sus mayores habilidades, el desborde. Thiago creció jugando al `futevolei y aprendió rápidamente la importancia de la precisión y adquirió una técnica individual privilegida, muy brasileña. De pequeño era habitual verle sortear contrarios con una facilidad asombrosa. Ahora sigue encantado de conocerse y gusta de los desafíos individuales. Thiago termina con éxito un 41% de sus regates. Hasta en 32 ocasiones lo ha intentado en la competición doméstica, el tercer jugador de la plantilla que más se atreve en el desborde. Solo Messi tiene mayor acierto en este apartado. “A veces puede parecer que Thiago vaya sobrado pero no es así. Es un jugador comprometido, que tiene mucha ilusión. Es brillante”, recalca Luis Milla, seleccionador de la sub¿21. El hijo de Mazinho ha encontrado un equilibrio entre riesgo y contención. Orden y aventura. Solo yerra el 8¿9 de los pases que intenta. Su capacidad física ha hecho que Pep siempre le encuentre un hueco en el 3-4-3. “Es muy resistente y va bien de cabeza”, recuerda a menudo. La sensación es que el equipo concede más con tres atrás pero la frialdad de los números desmiente la supuesta fragilidad del equipo.

Con el sistema de Cruyff el Barça ha jugado ocho encuentros esta campaña en los que ha marcado 29 goles y ha encajado cuatro; o dicho de otra forma el equipo tiene una media de 3¿6 goles favor y 0¿5 en contra. Con el 4-3-3 ha marcado 33 tantos en 13 encuentros (2¿5 por partido) y ha recibido 10 (una media de 0¿7). Para Guardiola no hay debate, insistirá con el 3-4-3 cuando lo considere oportuno y con un cromo de sobras conocido. De momento, para el técnico, son Thiago y diez más.