Samper y Toral, la generación del 95 se reencuentra en Granada

Sergi Samper es culé. De esos de toda la vida, de los que iba al Camp Nou cuando era niño. También siendo niño entró en la FCBEscola, lo que le acabó de convencer para siempre de la fe barcelonista. Ha disfrutado como cualquier seguidor de la mejor etapa de la historia del club a nivel de títulos, soñando un día con formar parte en primera persona. Solo así se entiende que, pese a las ofertas mareantes recibidas desde Inglaterra, decidiera hacer caso a lo que le gritaba su corazón. Ni siquiera los ejemplos de Deulofeu, Adama o Grimaldo le hicieron cambiar de opinión. Tampoco lo logró el Arsenal, que apretó dos años seguidos. Marcharse significaba desvincularse, seguramente para siempre, del club en el que quiere triunfar, emulando a futbolistas como Xavi, Iniesta o Busquets.  

Cuando este pasado verano subió al primer equipo y, pese a los muchos fichajes realizados por la secretaría técnica, Luis Enrique le comunicó que no tendría minutos, que lo mejor era marcharse cedido. Esa era la única posibilidad que existía de que Samper no siguiera obstinado en cumplir su sueño. Incluso así se lo pensó: había peleado demasiados  años como para renunciar dado el último paso. De hecho, no fue el técnico asturiano quien convenció al jugador. 

Hubo varias personas involucradas y, de entre todas ellas, Jon Toral es quien tiene el mayor porcentaje de culpa. Centrocampista, como Samper, pero con un perfil más ofensivo, Toral pertenece al Arsenal, pero cumplirá su tercera temporada como cedido, esta vez en el Granada. Los ‘gunner’ lo ficharon en 2011. Jon tiene la doble nacionalidad inglesa y española porque su madre es inglesa, así que en su caso no se trata solo del típico ‘atraco’ de Wenger. Antes de marcharse a Londres formó parte de una de esas generaciones que salen de vez en cuando, la del 95. 

Samper inició su etapa blaugrana en la FCEscola y, con ocho años, coincidió por primera vez con Jon Toral, que llegó a media temporada al Benjamín B. Allí empezaron a forjar una amistad inquebrantable que solo ha separado el fútbol, el mismo que, este año les ha vuelto a unir. Aunque no juegan demasiado (Samper no ha sido convocado en las dos últimas jornadas, con Lucas Alcaraz de entrenador), pasan mucho tiempo juntos. Son enfermos del balón y no se pierden ni un partido de sus excompañeros en cantera blaugrana: Keita  Balde, Roger Riera, Héctor Bellerín, Grimaldo, Dongou, Sandro… 

Samper llegó a Granada porque creyó que era su mejor opción y porque allí se reencontraría con Toral. El primero vive solo cerca de la Alhambra, a la que espera visitar en breve; el segundo lo hace con su novia y su perro, que le tiene mucho cariño al primero. Cuando Jon Toral jugaba en el Arsenal, Samper le visitaba muy a menudo, casi tantas veces como las que Toral bajaba a Barcelona. Es la primera vez que Sergi sale de la zona de confort que construyó en el Barça, aunque en Granada no se siente solo. El pasado fin de semana tuvo la visita de un par de amigos procedentes de Barcelona. 

Lucas Alcaraz no está contando con él, pero Samper no tira la toalla y aunque ve pocas  opciones de entrar en la lista de convocados que viaje a la Ciudad Condal para medirse al Barça este sábado, no pierde la esperanza y, sobre todo, no baja los brazos. Trabaja en cada entrenamiento como si fuera el último para, llegado el momento, estar preparado. Será a final de temporada cuando pase balance y tome la decisión más adecuada para su futuro, un futuro que para, como siempre ha sido, por triunfar en el Camp Nou.