“Lo que más echo de menos es ponerme los clavos y pisar el tartán, lo echo mucho de menos”, nos comentaba hace aproximadamente un mes y medio el Pájaro Ángel David Rodríguez en una entrevista aquí, en la Bolsa del Corredor. Como tantos otros atletas de élite se había visto privado, de golpe y porrazo, de una parte importantísima de su vida. Han sido semanas durísimas para mucha gente, para muchos sectores, y los deportistas de primer nivel (y los amateur, obviamente) no han sido menos.
Salas de fitness caseras, cintas de correr en habitáculos minúsculos (el que ha tenido la suerte de hacerse con una), sesiones de rodillo interminables, trabajo de fuerza y de core con los objetos y elementos que buenamente se podían encontrar al alcance. La incertidumbre de cuándo se volverá a realizar la próxima competición. Muchas cosas. Demasiadas.
La ansiada noticia
Después de suavizarse las medidas para poder practicar actividad al aire libre pudieron la mayoría de atletas DAN sacarse una espina importante de encima. Desde el 2 de mayo podían ejercitarse en el exterior, en montaña, en asfalto. Era un primer paso, pero lo que muchos necesitaban y echaban más de menos eran los clavos y el tartán. Y ese momento no lo pudieron saborear hasta ayer 18 de mayo. La reapertura de los CAR supuso un alivio tremendo y un reencuentro casi mágico para la mayoría. Más de dos meses después recuperaban su amada pista, la trazada, esa sensación de clavar el pie sobre la pista blandita, las zancadas. Las consignas de los entrenadores. Muchos y muchas fueron l@s atletas que se reconciliaron con su hábitat (igual que muchos deportistas de agua con las piscinas, por cierto).
La vuelta a la ‘nueva normalidad’
Cristina Lara colgó una ‘stories’ en su cuenta de Instagram en la que se la veía en el CAR de Sant Cugat ejercitándose saltando vallas con el mensaje “Qué ganas tenía”.
También en Sant Cugat volvía a su “templo” el velocista Bruno Hortelano, que colgaba en Instagram un selfie sonriendo desde el tartán del Centro de Alto Rendimiento. “Road To Tokyo. Day 1. Vuelta al Templo”.
Y también desde Sant Cugat la atleta catalana Jael Bestué colgaba una ‘stories’ con un mensaje claro y simbólico. “Finally here”. “Por fin aquí”. Con una bucólica imagen de la pista en un día radiante.
En Madrid el fondista Yago Rojo regresaba también a su hábitat y se mostraba encantado en sus redes sociales. Una publicación desde el gimnasio del CAR de la capital española. “De vuelta por aquí. Un poco más cerca de la ‘nueva normalidad’. Somos un gran país, una ciudadanía mejor de lo que muchos pensamos. Sin egoísmos, con responsabilidad y sin reproches políticos de unos a otros y de otros a unos, acabaremos consiguiéndolo. Si campeonas olímpicas han sido capaces de estar 70 días sin sumergirse en una piscina, estoy convencido de que los demás podremos esperar a un partido con los colegas o a una salida en bici con el vecino. Estamos más cerca de conseguirlo que ayer, pero más lejos que mañana”.
Otra que volvió a la pista fue la maratoniana Marta Galimany, que se había montado un ‘CAR’ improvisado en un polígono industrial cerca de su domicilio y que pudo regresar ayer en su población, Valls. El ayuntamiento le permitió entrenar con el espacio reservado para ella.
Gràcies #PMEValls i @VallsAjuntament per permetrem tornar a entrenar a la pista a porta tancada amb el meu entrenador @jordi_toda
Gràcies per la sensibilitat que teniu pels esportistes DAN
Espero poder retornar aquesta confiança portant el nom de #Valls ben amunt! pic.twitter.com/pDKhF29mqq
— Marta Galimany (@marta_galimany) May 18, 2020
