Media hora duró el partido en Balaídos. 31 minutos fue el tiempo exacto que tardó el Villarreal en perforar cuatro veces la portería de Rubén Blanco, el más señalado en el descalabro celeste con dos errores que costaron dos goles. Pero no sería justo responsabilizarle sólo a él. Todo el equipo hizo aguas y ante un Villarreal tan bien construido como el de Unai Emery eso se paga caro, muy caro. Semana trágica para el ‘Chachismo’ tras el 5-2 que también le costó el adiós de la Copa.

El temporal 'groguet' arrasa en Balaídos (leer noticia)