Una vez más, y ya van incontables, el Congreso ha vivido una jornada penosa. El clima político español no da para otra cosa. La bronca y la animadversión se han apoderado del hemiciclo y los debates se prodigan en descalificaciones, interrupciones, gritos y reprimendas de la Presidencia. Meritxell Batet ha vuelto a tener que redoblar esfuerzos para que el debate se desarrollara por cauces más o menos sosegados. Es casi imposible.

La bronca política se recrudece en un Congreso que reforma el Código Penal bajo el acecho del TC (leer noticia)