En el mundo del fútbol, como en tantos otros, trazar el final perfecto a cualquier historia es extremadamente complicado. Especialmente si la aventura ha sido bonita, por todo lo que ello implica en el terreno sentimental. Hay tantos factores que influyen a la hora de ‘rematar’ una etapa que todo puede torcerse en cualquier momento. Una decisión errónea, un episodio de mala fortuna, un malentendido puntual o el desgaste de las relaciones personales que genera un contexto tan exigente física y mentalmente convierten en poco comunes las conclusiones idílicas.

El amargo final de Ronaldinho en el Barça (leer noticia)