Tarde o temprano tenía que volver el Liverpool. Y eligió el mejor escenario para hacerlo, una Champions League en la que ha subido su apuesta a doble o nada tras arrojar la toalla en la Premier y tirar las dos copas inglesas por el retrete. "No necesito un descanso", señalaba Klopp en la previa al envite europeo. Y le correspondieron sus jugadores sobre el campo ante el Leipzig en Budapest, donde los goles de Salah y Mané ponen al conjunto inglés con pie y medio en cuartos de final. Dos errores infantiles cavaron la tumba de los de Nagelsmann.

Klopp no camina solo por Europa (leer noticia)