Vivir una final entre dos clubes de la historia y la tradición de Barça y Athletic sin la posibilidad de que aficionados de ambos puedan desplazarse es demasiado desangelado. Pasear por las calles de Sevilla en el día previo al encuentro en La Cartuja sin ver riadas de seguidores dando colorido a una ciudad ya de por si con una magia especial nos deja un vacío. Ver confraternizar a Patxi y Joan en cualquier taberna, compartiendo cañas y haciendo apuestas sobre el resultado del partido. Cuanto lo echamos de menos.

Destellos de color a una final en pandemia (leer noticia)