La humanidad está ‘calcando’ las causas de la extinción masiva del Pérmico

La humanidad está ‘calcando’ las causas de la extinción masiva del Pérmico

La humanidad está ‘calcando’ las causas de la extinción masiva del Pérmico

Los científicos han descubierto un factor hasta ahora desconocido que causó la extinción masiva del Pérmico: la aparición descontrolada de microbios tóxicos en aguas dulces y saladas que las incapacitaron para la vida. Ello fue posible por tres motivos que, según se ha comprobado, suceden en todo periodo de calentamiento global: la emisión de grandes cantidades de gases de efecto invernadero (antes por los volcanes, ahora por el hombre), una fuerte subida de temperaturas y la aportación excesiva de nutrientes a las aguas desde tierra firme (como sucede, por ejemplo, en el Mar Menor).

Hace 252 millones de años tuvo lugar la llamada extinción masiva del final del Pérmico, sin duda el evento más catastrófico de este tipo de la historia de la Tierra, puesto que desapareció el 95% de todas las especies marinas y el 70% de todos los vertebrados terrestres. Los científicos siguen indagando en las causas de tan sobrecogedor episodio y están descubriendo una verdad inquietante: los factores que provocaron dicha extinción masiva se parecen mucho a los que está desencadenando el actual cambio climático.

Hasta ahora, se había atribuido la gran extinción del Pérmico a grandes emisiones volcánicas de gases de efecto invernadero y a un aumento importante de la temperatura. Sin embargo, un reciente estudio publicado por la Universidad de Connecticut (EEUU), acaba de identificar una nueva causa de extinción durante eventos extremos de calentamiento: las floraciones microbianas tóxicas.

En un ecosistema sano, las algas microscópicas y las cianobacterias proporcionan oxígeno a los animales acuáticos. Pero cuando su cantidad se desborda, estos microbios agotan el oxígeno disponible e incluso liberan toxinas en el agua, creando una sopa tóxica que acaba con los otros organismos vivos.

Es lo que estos científicos han visto, por ejemplo, en Sydney (Australia). Los brotes de floración microbiana tóxica habrían tenido lugar poco después de los primeros episodios volcánicos de la extinción masiva del Pérmico. Una vez que los animales que se alimentaban del fondo acuático murieron, los microbios quedaron libres para crecer y multiplicarse. Así, los sistemas de agua dulce se llenaron de algas y bacterias, lo que retrasó la recuperación de las especies animales durante millones de años.

Los tres ingredientes principales de esa ‘sopa tóxica’ en que terminaron convertidos los sistemas acuáticos son las emisiones aceleradas de gases de efecto invernadero, las altas temperaturas y la abundancia de nutrientes.

Las erupciones volcánicas proporcionaron el primero de los elementos, mientras que la repentina deforestación causó el último. Cuando los árboles quedaron destruidos, sus restos degradados fueron a parar a ríos y lagos, proporcionando todos los nutrientes que los microbios necesitarían.

Los científicos analizaron sedimentos en este tipo de ecosistemas y comprobaron estos hechos. Cuando compararon los registros fósiles de diferentes extinciones masivas relacionadas con el calentamiento, el equipo encontró resultados extremadamente similares. Es decir, que en periodos de calentamiento global, es habitual la proliferación de microbios mortales como agresores de ecosistemas de agua.

Hoy en día, el ser humano parece estar siguiendo la misma receta y las floraciones microbianas, de hecho, están yendo en aumento en agua dulce y salada. La situación es inquietante.

“Estamos viendo más y más floraciones de algas tóxicas en lagos y en ambientes marinos poco profundos que se relacionan con aumentos de temperatura y cambios en las comunidades de plantas que conducen a aumentos en las contribuciones de nutrientes a los ambientes de agua dulce”, señala Tracy Frank, jefe del departamento de Geociencias de la Universidad Connecticut.

“Por tanto, hay muchos paralelismos con la actualidad. El vulcanismo fue una fuente de CO2 en el pasado, pero sabemos que la tasa de entrada de CO2 que se observó en ese entonces era similar a la tasa de aumentos de CO2 que estamos viendo hoy debido a otros efectos”, añadió.

Según el informe emitido hace pocas semanas por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), la influencia de los seres humanos en el cambio climático es «inequívoca», lo que crea condiciones que favorecen la propagación de estos microbios amantes del calor.

En combinación con la afluencia de nutrientes de la contaminación del agua, principalmente de la agricultura y la deforestación, esto ha llevado a un fuerte aumento de las floraciones tóxicas. Los resultados: muerte masiva de peces, graves efectos en la salud humana y del ganado y un costo anual medible en miles de millones de dólares.

Aumento masivo de incendios

«El final del Pérmico es uno de los mejores lugares para buscar paralelismos con lo que está sucediendo ahora», señaló Chris Fielding, otro de los autores del informe.

“El otro gran paralelismo es que el aumento de temperatura al final del Pérmico coincidió con aumentos masivos en los incendios forestales. Una de las cosas que destruyó ecosistemas enteros fue el fuego, y lo estamos viendo ahora mismo en lugares como California. Uno se pregunta cuáles son las consecuencias a largo plazo de eventos como ese a medida que se generalizan cada vez más «, agregó.

En su opinión, estos son “síntomas claros” de un ecosistema desequilibrado, y el presente estudio indica que los impactos de los eventos de floración pueden tener repercusiones durante un tiempo extremadamente largo.

Sin embargo, a diferencia de las especies que sufrieron las extinciones masivas del pasado, “tenemos la oportunidad de prevenir estas floraciones tóxicas manteniendo limpias nuestras vías fluviales y reduciendo nuestras emisiones de gases de efecto invernadero”.

«Lo aterrador es que estamos acostumbrados a pensar en términos de escalas de tiempo de años o tal vez decenas de años, si nos ponemos realmente aventureros. El evento de extinción masiva del final del Pérmico tardó cuatro millones de años en recuperarse. Eso es aleccionador», advierte Fielding.

Estudio de referencia: DOI: 10.1038/s41467-021-25711-3

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