Maldito diario: Valencia, 15 de diciembre de 2021

¿Que los jugadores están tensos? Yo les regalo sonrisas

Mateu Lahoz, en un partido del Barça

Mateu Lahoz, en un partido del Barça / EFE

SPORT by Panenka

Querido diario, suerte que te tengo a ti, que eres el único que me escucha pacientemente y que no me manda callar a la que abro la boca. Ya sabes que soy una persona dialogante, un idealista convencido de que hablando se entiende la gente. Aunque cada día estoy más solo. Vivimos tiempos en los que todos andan cabreados, serios, dispuestos a morder a la primera que salta. Soy un tipo modesto, pero creo que sé exactamente cómo se sentían Gandhi o Nelson Mandela. Asumo que recae sobre mis hombros una misión: salvar al fútbol de sí mismo. ¿Que los jugadores están tensos? Yo les regalo sonrisas. ¿Que quieren poner el balón en juego lo más rápido posible? Yo les mando parar (que las prisas no son buenas) y les pregunto qué tal están. Una frase sencilla con un efecto transformador. Digo: ‘Oye, tranquilo, olvídate del míster y de la afición, y dime: ¿todo bien en casa? ¿Necesitas que charlemos un rato?’. Y me responden, muy educadamente: ‘Mateu, todo bien, pero por favor te lo pido, luego hablamos, que ahora estamos jugando’. Aunque veo en sus ojos que lo que me están reclamando no es que saque tarjetas cuando sea necesario, ni que pite faltas, tenga algo más de criterio o haga mejor mi trabajo. No. Sé que lo que desean es que improvisemos un pícnic sobre el césped y nos tomemos un café y unas pastas. Mira, hay gente que sueña con un mundo en el que unos y otros elijan hablar antes que pelearse. Pero yo voy un poco más allá: sueño con una sociedad en la que solo hablemos, única y exclusivamente. Hablar sobre cosas siempre será mejor que hacer cosas. ¿Para qué jugar al fútbol durante 90 minutos si podemos arreglar el asunto con una charla mucho más breve, de 30, 40 o a lo sumo 50 minutos? ¿Que al público no le gustaría? No lo tengo tan claro. Si me abuchean es por la tensión acumulada de toda la semana. Culpa de la sociedad. Propongo que, en vez de jugar, montemos unas sillas en el medio del campo, nos pongamos los 22 jugadores y yo alrededor del círculo central e improvisemos un talk show de los de toda la vida. Sería un éxito. ¿Para qué ver fútbol si puedes disfrutar del Diario de Mateu

Antonio M. L.