La conmovedora lucha de Danny Rose contra la depresión

Danny Rose en uno de sus últimos amistosos con Inglaterra

Danny Rose en uno de sus últimos amistosos con Inglaterra / AFP

Alba López

A menudo el fútbol nos oculta su cara más amarga, que no es la de la derrota, sino la de las historias personales que por regla general no aciertan a ver la luz por culpa del qué dirán. Ocurre por el miedo o la vergüenza que sienten los protagonistas de estos relatos, los futbolistas; por el temor a qué pensarán los demás; en definitiva, por la vida misma que sufrimos todos. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

El centrocampista del Barcelona, André Gomes, dio una lección al mundo allá por el mes de marzo cuando en una entrevista a la revista ‘Panenka’ abrió su corazón y reconoció que “a veces tenía miedo de salir a la calle” y que no se sentía en el campo.

No es un caso aislado. Tampoco en el planeta fútbol. La confesión que realizó ayer el lateral izquierdo del Tottenham, Danny Rose, en el rotativo británico ‘The Independent’ refrenda esta realidad. El futbolista ‘spur’, que acudirá al Mundial de Rusia con Inglaterra tras recuperarse de una grave lesión de rodilla, reveló que padece depresión y que se encuentra luchando contra la enfermedad desde hace meses.

Los motivos de la enfermedad

“Todo se derivó de mi lesión en enero del año pasado, cuando me avisaron que no necesitaba una operación. No sé cuántas pastillas tomé para tratar de ponerme en forma para el Tottenham, cuántas inyecciones tuve que probar”, explicó Rose. “Me enfadaba mucho, muy rápidamente. No quería entrar en temas de fútbol ni hacer mi rehabilitación...”, señaló el defensa, afirmando que no le gustaba salir de casa y que cuando se encontraba fuera trataba de regresar pronto “e ir directamente a la cama”.

Rose terminó operándose en verano y se perdió los tres primeros meses de competición, entrando a partir de ese instante en una espiral depresiva mayor. “Ser remitido a un médico y psicólogo por el médico de mi club me ayudó a sobrellevarlo”, cuenta. Pero ahí no acabó la cosa: “En agosto, mi madre sufrió insultos raciales, estaba muy enojada y molesta. Luego, alguien llegó a casa y casi le pegó un tiro a mi hermano en la cara. Nadie sabe esto tampoco, pero mi tío se ahorcó en medio de mi rehabilitación y eso también desencadenó mi depresión”, afirmó el internacional.

“Fue muy duro y es algo de lo que no he hablado con nadie, salvo con mi representante”, admitió el lateral, ahora ya recuperado y a punto para ayudar a su país en el Mundial: “Soy un afortunado porque Inglaterra me ha dado la oportunidad de volver”. No sabemos si Danny Rose ganará la batalla junto a sus compañeros de selección en Rusia. A nosotros, sin embargo, ya nos ha ganado.