Xavi está intranquilo y los culés, también

Xavi, con semblante serio durante el encuentro ante el Intercity

Xavi, con semblante serio durante el encuentro ante el Intercity / AFP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

"Este partido me deja intranquilo". La frase de Xavi, tras la agónica victoria ante el modesto Intercity, evidencia la preocupación del técnico por el rendimiento de su equipo. Las malas sensaciones del derbi se multiplicaron en la Copa. Si ante el Espanyol faltó intensidad y eficacia ofensiva, ante un Primera Federación se rozó el ridículo defensivo. Los blaugranas se adelantaron hasta tres veces en el marcador y hasta tres veces se dejaron igualar por un rival teóricamente muy inferior... hasta que Ansu Fati logró el tanto salvador en la prórroga. El Barça ha empezado el año con demasiadas dudas y eso, lógicamente, genera preocupación. En el entrenador, en la directiva, en los socios y aficionados y en el entorno. Es lógico. La apuesta ha sido total y las urgencias son enormes.

Este proyecto que está construyendo Laporta necesita resultados inmediatos. Necesita títulos. Y jugando así será muy difícil conseguirlos. Por no decir imposible. Después de invertir más de 200 millones de euros en fichajes se esperaba mucho más del equipo. Se esperaba, como mínimo, que fuera capaz de competir al nivel de los mejores. Y, de momento, no lo ha hecho. La eliminación en la Champions fue un golpe durísimo a la credibilidad. Y ahora todas las esperanzas están depositadas en una Liga que será un ‘cara a cara’ con el Madrid. Los blaugranas son líderes gracias al ‘gol average’, pero el domingo tienen una prueba de fuego ante el Atlético en el Metropolitano. Una victoria convincente devolvería la tranquilidad a todo el barcelonismo. Un tropiezo elevaría el nivel de alerta, pasando de la inquietud al nerviosismo, que es la antesala de la crisis. 

Todo el mundo coincide en que Xavi es el entrenador ideal para resucitar al Barça. Pero ya lleva más de un año en el cargo y todavía no se vislumbra un equipo campeón. Necesita tiempo. Por supuesto. Tiene credibilidad ante los culés y ascendencia frente a los jugadores. Pero tienen que llegar los títulos. Esta misma temporada. De los triunfos que se consigan desde ahora hasta el mes de junio dependerá la continuidad del proyecto. El técnico es consciente de que el banquillo del Camp Nou lleva asociado esta terrible exigencia. Y desde el día de su fichaje asumió el riesgo. El, mejor que nadie, sabe lo que es y lo que significa el Barça. Por eso trabaja sin descanso para encontrar el camino de la gloria. De momento, desgraciadamente, sin demasiada fortuna. Hay que tener paciencia. Un poquito más de paciencia... El Barça está en sus manos.